jueves, 6 de agosto de 2009

Pereza - Parte 1 - El Síndrome de Don Jaimito

El síndrome de Don Jaimito.

Si son de la época de la TV a blanco y negro, quizás se acuerdan del “Chavo del 8”
Todos los personajes tenían una frase que los distinguía:
“Tenía que ser el chavo del 8” (Don Ramón)
“Fue sin querer queriendo” (El Chavo)
“Chusma, chusma” (Quico)

Pero había un personaje cuya frase típica tiene que ver con nuestro tema de hoy.
Ese era Don Jaimito, Jaimito el cartero:
Él siempre quería “Evitarse la fatiga”

¿No es algo que todos queremos?
Descansar, terminar un día lleno de trabajo descansando.
Estirarnos, dormir cómodos.
Descansar y ahorrarse la fatiga es muy rico…


¿Y ahora qué? Te estarás preguntando.
Ya quedamos en que el orgullo es pecaminoso
Que el enojo revela el corazón.
Y que la envidia es un veneno espiritual…
Parece que todo es malo.
¿Me va a salir Pastor con que “Hasta un descansito es malo”?

NO, descansar no es malo, de hecho, Dios instituyó el descanso en un mandamiento.

Éxodo 20:9-11
9Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.


El descanso es bendición de Dios; el Señor mismo descansó, no porque estuviera agotado, sino para deleitarse en la obra de sus manos.

Dios dijo: 6 días trabajarás y el séptimo es para reposar en Dios.
Hoy estamos reunidos en obediencia a ese mandamiento.

Reposar no es pecado; es una bendición.
Seis días de trabajo y uno de reposo.
Pero hay quienes desearían lo contrario:
6 días de reposo y uno de trabajo…
Ahí sí que tenemos un problema.
Ahí se rebela una faceta más del corazón torcido, del corazón salvaje.
Se llama pereza, se llama ociosidad; y no es nada buena.


Si el orgullo es representado con el pavo real
El enojo con un jaguar.
La envidia con una serpiente…

El animal que representa a la pereza es: la TORTUGA.
Es leeeenta, es pesaaaaada…. Pobre tortuga, no es mala, no decimos que la tortuga sea mala; pero su imagen es el símbolo ideal de la pereza.


La pereza nada deja.
Ocupémonos en lo que aprovecha.


¿Por qué decimos que la pereza nada deja?
Pues analicemos 4 características de la pereza que la hacen un mal destructivo como cualquier otro mal del corazón salvaje.

1. La pereza empobrece
La ociosidad nunca genera ganancias

Proverbios 21:25
El deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.


El perezoso tiene ganas de todo, pero no tiene ganas de trabajar.


Lo vemos en la cultura actual; ya no hay un ideal de trabajo.
¿Por qué hoy más que nunca se gasta tanto en cachitos de lotería y apuestas?
Porque el sueño de muchos es ser como Wicho Dominguez, que de la noche a la mañana se volvió rico y nunca más tuvo que trabajar…

Algunos piensan que el trabajo es castigo de Dios.
Que fue a causa de la desobediencia que Dios castigó al hombre con el trabajo.

Pero no es así; el hombre no fue creado para NO trabajar sino que apenas fue creado el hombre, se le dio una tarea.

Génesis 12:15
15Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.


De manera que el trabajo era la tarea del hombre aún sin haber pecado.
¿Cuál fue el castigo entonces?
El castigo no fue trabajar sino lo duro que sería trabajar.

Génesis 3:17-19
17Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.


La tierra ya no sería tan próspera, ya no rendiría las mismas bendiciones.

De manera que el trabajo no es malo.
La pereza; el síndrome de Jaimito el cartero, si es mala porque empobrece.

Proverbios 24:30-34
30Pasé por el campo del perezoso y por el viñedo del hombre falto de seso: 31y lo que vi fue un terreno lleno de espinos, con su cerca de piedras derrumbada.
32Al ver esto, lo grabé en mi mente; lo vi y aprendí esta lección:
33mientras tú sueñas y cabeceas, y te cruzas de brazos para dormir mejor, 34la pobreza vendrá y te atacará como un vagabundo armado.


NO estoy diciendo que la pobreza es señal de pereza.
Hay mucha gente pobre que trabaja muy duro y se esfuerza.

Estamos señalando que la pereza acabará por empobrecer.
Aún los ricos acaban pobres si le dan lugar a la pereza.

El principio es éste; si no trabajamos no podemos esperar ni siquiera lo necesario.
La flojera no paga.

Muchos ponen pretextos para no trabajar.

Proverbios 26:13-15
13Dice el perezoso: El león está en el camino; El león está en las calles.
14Como la puerta gira sobre sus quicios, Así el perezoso se vuelve en su cama.
15Mete el perezoso su mano en el plato; Se cansa de llevarla a su boca.


Ésta es la actitud de quien todo el día se la pasa viendo TV, comiendo y comiendo, pero aún de comer se cansa.
Y cuando mamá le insinúa ¿Por qué no sales a buscar trabajo?
No, hay peligros en la calle; hay muchos narcos…
O NO, ¿Para qué busco trabajo si ahorita no hay?
Ahora bien, los extremos nunca son buenos.
Así como hay muchos que evitan el trabajo.
Hay muchos que se obsesionan con el trabajo (esto es codicia, y hablaremos de ella)

Eclesiastés 4:6
Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.

Nuestro Señor Jesús no era perezoso; su oficio era la carpintería y sin duda fue un gran carpintero.
Pero él mismo también dijo:

Jesús no era perezoso, era trabajador, hasta el día de hoy está trabajando.
Pero también advirtió que hay que trabajar no sólo para comer…

Juan 6:27
27Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

De manera que hay 2 áreas en que debemos luchar contra la pereza:
En el trabajo por el pan de cada día.
En asuntos espirituales.

Porque así como somos tentados a la pereza en cuanto al trabajo, también lo somos en cuanto a las cosas de Dios.


2. La pereza endurece
Lo que no se ejercita, se atrofia

Proverbios 24:10
Si fueres flojo en el día de trabajo,
Tu fuerza será reducida.


Lo que no se está practicando, acaba por atrofiarse. Así ocurre con el cuerpo, así también con el alma.

Hoy hablamos de una “vida sedentaria”
Los trabajos de ahora requieren más tiempo estar sentados…
Hay que hacer ejercicio para que no se atrofien las partes que no ocupamos.

Pero lo mismo ocurre respecto a la vida en Cristo.
Si tienes el hábito de leer la Palabra, pero dejas de hacerlo; se atrofia ésta disciplina.
Si estás andando en comunión con Cristo, peor dejas de orar, se atrofia la comunión.

La clave está en ejercitarnos.
Jesús nos muestra el ejemplo.

Uno pensaría que por ser hijo de Dios, él no necesitaba ejercitarse espiritualmente.
Pero una lectura de los evangelios nos muestra que él oraba tanto como fuera posible, que asistía a la sinagoga para leer las escrituras, que oraba antes de comer… Jesús se ejercitaba en los asuntos espirituales.

Nosotros también estamos llamados a ejercitarnos, tanto en nuestro trabajo u oficio como en las disciplinas espirituales.

A nadie le ha ido mal por leer mucho la Biblia
A nadie le hace daño orar sin cesar.


3. La pereza tienta
La pereza es la madre de muchos pecados

El corazón que no está ocupado en algo productivo, comienza a maquinar planes perversos.

“se me hizo fácil”
“se dio la ocasión”
“se me ocurrió en un momento”
Son excusas de gente sorprendida en algo malo…
La mayoría tienen en común que no estaban haciendo nada provechoso.



4. La pereza esteriliza
La flojera no genera frutos.

2 Pedro 1:3
3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,


Conocer a Jesús nos capacita para la piedad, nos brinda el arsenal para luchar contra el corazón salvaje.
PIEDAD es el estilo de vida que le agrada a Dios.
Sólo en Jesús tenemos la bendición de poder vivir piadosamente.
Sólo en Jesús podemos vencer al orgullo, el enojo, la envidia y la pereza.
4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;


¡En Jesús no sólo tenemos un nuevo poder, sino además promesas!
Promesas de recompensa, promesas de bendición y ayuda.
Promesas de una vida eterna.
Estas promesas son nuestra motivación para dejar el pecado.



2 Pedro 1:5-8
5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Hay que ser diligentes en vivir como a Jesús le agrada.
¿Cuál es la razón de que estas cosas no son visibles en mi vida?

El v8. Menciona la ociosidad.

De manera que no hay frutos debido a la ociosidad.
Éste es un asunto serio; porque el Señor dice que por nuestros frutos somos conocidos…

Pero si no hay frutos, sólo hay 2 razones posibles:
No tengo la raíz de Jesús
O estoy viviendo perezosamente…


Combatamos la pereza.
Agradeciendo las oportunidades de servir.
Sirviendo por amor al prójimo
Trabajando para la gloria de Dios

Recuerda que el trabajo es una bendición.
Que se vale reposar; pero el exceso de reposo es pereza.
Se vale poner tareas a los hijos; porque los libra de la pereza y les enseña que el trabajo es provechoso.
Pero recuerda: nosotros trabajamos para honrar a Dios, no para darle gusto al hombre sino para la honra de Dios, así que él merece lo mejor de nosotros.

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