lunes, 28 de enero de 2019

Cada detalle de la historia hace eco de Su gloria y redunda en nuestro bien





En la historia de José hay doce pasos de la providencia a través de los cuales llegó a ser Primer Ministro de Egipto. Si uno solo de ellos hubiera fallado, entonces la historia habría terminado en una forma distinta. En tiempos de Esther, hubo siete actos de la providencia, los cuales se combinaron para producir la caída de Amán y salvar a los judíos de la destrucción. Dios es capaz de hacer diferentes cosas para cuidar a su pueblo, tal como un trabajador usa toda clase de herramientas en su trabajo. En la misma forma que un artesano toma un trozo de madera rústica y la convierte en una obra de arte, de igual manera las manos más dotadas usan las herramientas en el taller de la providencia.

Si los asuntos del pueblo de Dios no son gobernados por una providencia especial, ¿Cómo es que los medios más poderosos y astutos empleados para su destrucción no tienen efecto, y los medios más débiles e insignificantes empleados para su protección tienen éxito?

Tal fue el gran poder y habilidad usados por faraón en su intento para destruir al pueblo de Israel, que parecería a la razón natural que sería imposible escapar. Los emperadores romanos quienes conquistaron el mundo usaron todo su poder contra la pobre e indefensa Iglesia, ¡Pero la Iglesia sobrevivió! Si la mitad de ese poder hubiera sido empleado contra cualquier otro pueblo, ciertamente lo habría destruido por completo. Dios hizo buenas sus promesas: “Destruiré a todas las naciones... pero a tú no te destruiré.” (Jer.30:11) “Ningún arma forjada contra ti prosperará...” (Isa.54:17). Por otro lado, cuán débiles e inseguros medios fueron escogidos para plantar el cristianismo en el mundo. Cristo no escogió a hombres de autoridad en las cortes de los reyes, sino doce hombres comunes siendo pescadores los principales entre ellos. Estos fueron enviados no juntos, sino unos a un país y algunos a otro; y no obstante en un corto período de tiempo el evangelio se esparció e iglesias fueron plantadas en los diferentes reinos del mundo. Desde aquel entonces hasta el día de hoy, una providencia especial ha guardado a los creyentes en tiempos de peligro y ha prevenido todos los intentos para destruirles.

------John Flavel / “El misterio de la providencia”

Sólo considera con asombro y gratitud ¿De cuántos males y peligros no te ha librado Dios? ¿Cuántos detalles calibró perfectamente para darte el existir, para sustentarte con el pan de cada día, para hacerte conocer su evangelio de gracia y perdón? ¿Cuántos hilos fueron tejidos detrás de cada bendición que gozas, detrás de cada persona que te rodea y en cada situación en que te encuentras? ¿NO hace una gran diferencia saber que Dios está al control de cada detalle?

…de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. (Heb.13:6)

domingo, 27 de enero de 2019

La naturaleza es admirable porque su amo es maravilloso



Hay muchas personas que se identifican como creyentes, y a pesar de eso, consideran las cosas que ocurren en sus vidas como si solo fueran eventos naturales. Piensan que los asuntos de este mundo y de los hijos de Dios no son gobernados por la providencia, sino por causas naturales. ¡Esto significa vivir como si Dios no existiera! Los que piensen de esta manera deben considerar:

¿Cómo es entonces que en tantas ocasiones, el pueblo de Dios ha sido rescatado del peligro y del mal, por un poder superior al poder de la naturaleza, y aun frecuentemente en una forma contraria al curso normal de la naturaleza?
El agua inunda y ahoga a todo lo que pueda, pero el mar rojo fue dividido y un muro de agua se formó a cada lado para que el pueblo de Israel pasara sano y salvo por en medio. El fuego quema hasta lo máximo de su poder, pero cuando Nabucodonosor, el Rey de Babilonia, echó a los tres judíos piadosos al horno de fuego, la intensa llama no tuvo poder para dañar ni siquiera un cabello de sus cabezas, pero al mismo tiempo mató a quienes les habían echado al fuego. Es natural que las bestias salvajes y hambrientas maten y coman a los hombres, pero aquellas que se encontraban en el foso donde Daniel fue puesto, pasaron toda la noche sin dañarle.

------John Flavel / “El misterio de la providencia”

Si bien, podemos descubrir orden y grandeza en la naturaleza, debemos asombrarnos al considerar que sosteniendo esas leyes, manteniendo esa constancia y vigilando esos patrones de orden y belleza presentes en la naturaleza, se encuentra la providencia de Dios. No, él no se ha ido; gobierna cada día sobre su creación.

Volvió el mar en seco; Por el río pasaron a pie; Allí en él nos alegramos. Él SEÑOREA con su poder para SIEMPRE; Sus ojos atalayan sobre las naciones; Los rebeldes no serán enaltecidos.
 (Salmo 66:6-7)

martes, 22 de enero de 2019

La providencia nos sostendrá



El obrar de Dios en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en los asuntos pequeños como grandes, lo llamamos “La Providencia”.
Cuando David estaba en peligro de ser muerto por el rey Saúl, según nos cuenta 1 Samuel 24:1-2, él determinó Voy a clamar al Dios altísimo, al Dios que en todo me ayuda” {Salmo 57:2} – y  Dios respondió la petición de David rescatándolo del peligro. Dios siempre contesta las oraciones de sus hijos.
La experiencia previa de David, de haber recibido tantas veces en el pasado la ayuda de Dios, le dio esperanza y fortaleza para clamar a Dios en su necesidad. Así mismo, los creyentes hoy en día, deberían pensar acerca de cómo Dios ha obrado a su favor en el pasado, de este modo su fe y su esperanza serán fortalecidas.
Pero el pueblo de Dios no puede entender absolutamente todo lo que le sucede en su camino hacia el cielo. Será hasta que arribemos a la gloria, que veremos no sólo la belleza del destino al que habremos llegado, sino también la belleza del camino por el cual fuimos traídos. Es como cuando observamos las diferentes partes de un reloj. Primero vemos las partes por separado y después vemos el reloj completo, con todas sus partes trabajando conjuntamente. Cuán hermoso será cuando veamos de una sola mirada, el plan entero de la providencia y la razón correcta de cada acto divino. Aunque nuestra vista actual es muy pobre en comparación con la visión que tendremos desde el cielo, no obstante hay muchas dulces maravillas en ella; por lo que podemos disfrutar, gracias a la providencia de Dios, desde ahora y cada día de “un poco del cielo”.

------John Flavel / “El misterio de la providencia”

Que no termine este día sin agradecer el mayor número de bendiciones que has recibido, contarlas será un gran antídoto contra la incredulidad, el afán y la ansiedad.

Tú eres el Dios que hace maravillas; Hiciste notorio en los pueblos tu poder. (Salmo 77:14)

El deleite del asombro en Dios



Voy a clamar al Dios altísimo, al Dios que en todo me ayuda.
Salmo 57:2

Hay dos maneras en que Dios se manifiesta a nosotros, por su PALABRA y por sus OBRAS. La grandeza de las obras de Dios en la creación y en la providencia consiste en que confirman lo que Él ha dicho en su Palabra escrita.
Hay un gran deleite para el pueblo de Dios en observar la providencia divina. La providencia no solo les lleva al cielo, sino también, trae el cielo a sus corazones ahora. El más sabio Dios dirige todo providencialmente para su propia alabanza y la felicidad de su pueblo, aún si todo el mundo está ocupado moviendo sus velas y remando en una dirección contraria a los propósitos de Dios. Es una delicia fijarse en cómo el mundo lleva a cabo los propósitos de Dios aún oponiendose a ellos; como termina haciendo Su voluntad, intentando resistirla; y como, incluso multiplica su Iglesia mientras pretende erradicarla.
Hay goces en la vida cristiana que son demasiado grandes para ser descritos. Entre éstos se encuentra el deleite de estudiar la providencia divina en nuestra propia experiencia personal. Pruébalo por ti mismo, gústalo y verás. No se necesitará más persuasión.

------John Flavel / “El misterio de la providencia”

Que no termine este día sin asombrarte ante la providencia de Dios; todo cuanto pasó, en el momento en que ocurrió y de la manera en que aconteció, estuvo siempre bajo el control de Dios.

Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
Salmo 89:11