jueves, 6 de agosto de 2009

Impureza - Parte 1- Nadie está exento pero NADIE tiene Excusa

Un Dios SANTO demanda una vida SANTA.

Génesis 39:1-12 LBAD
1 Cuando José fue llevado a Egipto, los ismaelitas que lo habían trasladado allí lo vendieron a Potifar, un egipcio que era funcionario del faraón y capitán de su guardia.
2 Ahora bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio,
3 éste se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo.
4 José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes.
5 Por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el
6 Por esto Potifar dejó todo a cargo de José, y tan sólo se preocupaba por lo que tenía que comer.José tenía muy buen físico y era muy atractivo.
7 Después de algún tiempo, la esposa de su patrón empezó a echarle el ojo y le propuso:—Acuéstate conmigo.
8 Pero José no quiso saber nada, sino que le contestó:—Mira, señora: mi patrón ya no tiene que preocuparse de nada en la casa, porque todo me lo ha confiado a mí.
9 En esta casa no hay nadie más importante que yo. Mi patrón no me ha negado nada, excepto meterme contigo, que eres su esposa. ¿Cómo podría yo cometer tal maldad y pecar así contra Dios?
10 Y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo.
11 Un día, en un momento en que todo el personal de servicio se encontraba ausente, José entró en la casa para cumplir con sus responsabilidades.
12 Entonces la mujer de Potifar lo agarró del manto y le rogó: «¡Acuéstate conmigo!»Pero José, dejando el manto en manos de ella, salió corriendo de la casa.

Un muchacho tonto…
Así lo hubieran catalogado muchos en nuestros días: un TONTO.
Tenía una oportunidad como pocas se presentan.
Él es joven, es apuesto y de buen cuerpo.
Ella está sola, está dispuesta a guardar el secreto.
La casa está sola, no hay nadie, sólo ellos dos…
La cama está lista, la pasión está a flor de piel…
Pero el final no es de telenovela.
En la telenovela, el muchacho acepta la propuesta, se consuma el acto, comienza un tórrido romance, guardan el secreto…
Pero en la vida real, sucedió algo diferente.
El muchacho dice NO. No lo dice porque sea poco hombre, sino porque tiene temor de que alguien lo vea.
No tiene temor del Esposo, él no lo puede ver; tiene temor de aquel que todo lo ve.
Tiene temor de Dios.

Dentro del corazón salvaje; quizá una de las raíces más fuertes de pecado y rebeldía es la impureza.
No hace falta investigar mucho; está a la vista de todos en éste mundo.
Lujuria, adulterio, fornicación… pedofilia, incesto, pornografía, homosexualidad, intercambios de parejas, prostitución, promiscuidad, chistes de doble sentido, table dances, hoteles de paso.
Cosas que se hacen cada vez más comunes.
Asuntos en los cuales quizá hasta hemos sido partícipes.

Parece que nuestro mundo está obsesionado con la palabra de 4 letras: SEXO…
Antes ruborizaba, hoy es tan común como hablar de política o de educación…
Unos dicen que es la ventaja de la modernidad.
La Biblia dice que es la consecuencia de nuestro extravío:

Romanos 1:25-32 BLS
25 En vez de adorar al Dios verdadero, adoran dioses falsos; adoran las cosas que Dios ha creado, en vez de adorar al Dios que las creó y que merece ser adorado por siempre. Amén.
26 Por esa razón, Dios ha dejado que esa gente haga todo lo malo que quiera. Por ejemplo, entre ellos hay mujeres que no quieren tener relaciones sexuales con los hombres, sino con otras mujeres.
27 Y también hay hombres que se comportan así, pues no volvieron a tener relaciones sexuales con sus mujeres y se dejaron dominar por sus deseos de tener relaciones con otros hombres. De este modo, hicieron cosas vergonzosas los unos con los otros, y ahora sufren en carne propia el castigo que se buscaron.
28 Como no han querido tener en cuenta a Dios, Dios los ha dejado hacer todo lo malo que su inútil mente los lleva hacer.
29 Son gente injusta, malvada y codiciosa. Son envidiosos, asesinos, peleoneros, tramposos y chismosos.
30 Hablan mal de los demás, odian a Dios, son insolentes y orgullosos, y se creen muy importantes. Siempre están inventando nuevas maneras de hacer el mal, y no obedecen a sus padres.
31 No quieren entender la verdad, ni se puede confiar en ellos. No aman a nadie ni se compadecen de nadie.
32 Saben que Dios ha dicho que quienes hacen esto merecen la muerte, pero no sólo siguen haciéndolo sino que felicitan a quienes también lo hacen.


La impureza que nos rodea no es señal de la libertad que hemos alcanzado sino de la esclavitud en que ha caído nuestro mundo a causa de nuestra rebelión contra Dios.

Hoy representaremos a la inmoralidad con la CABRA, un animal sucio y hediondo por naturaleza.
Porque así es la impureza delante de Dios, sucia y hedionda.
¿Qué es la impureza? En la Biblia muchas palabras definen la impureza: desde el adulterio, la fornicación, la codicia de la carne, hasta las miradas llenas de lujuria. Todo aquello que mancha la castidad, la decencia y la moralidad.
Hablaremos del problema y hablaremos de la solución que Dios ha dado en Cristo.
El propósito de éste sermón es que entendamos y vivamos a la luz de ésta verdad.

La impureza nos separa del Dios santo
Vivamos en la santidad de Jesús.

Cómo podemos entender mejor la impureza.
Supongamos que ésta mañana me estoy preparando un jugo de naranja.
Tengo 5 naranjas.
Exprimo la primera, la segunda, tercera y cuarta… ya estoy saboreando un vasote de jugo…
Pero al exprimir la quinta naranja descubro que estaba podrida, tenía gusanos y huele mal.
Y yo me consuelo diciendo; bueno, tengo el jugo de 4 naranjas buenas, sólo un poco de jugo podrido, no está tan mal…
¿Quien quiere un sorbo de éste jugo?

Así como no estamos dispuestos a beber jugo podrido, Dios no está dispuesto a aceptar algo que esté manchado por la impureza delante de su trono que es SANTO.

Así que a causa de la impureza estamos en una situación difícil.
Sin embargo, Dios proveyó la solución.
Antes de ir a la solución, analicemos el problema a fondo:




1. Nadie está exento de caer.
Al hablar de la impureza, hay que dejar claro de una vez que no se trata de un asunto exclusivo del género masculino.
Se trata de un asunto que nos afecta a todos.
Y tampoco es asunto de jóvenes, es asunto de grandes y chicos.

2 caras de la misma moneda:

Lujuria sexual –

A través de los ojos, por los sentidos. Los publicistas conocen la influencia de éste asunto y por eso colocan a damas con poca ropa para anunciar cualquier cosa.
Por eso las revistas, el cine, la pornografía y las telenovelas explotan la imagen de la belleza femenina.
En un sentido general, ésta clase de impureza tienta más a hombres que a mujeres.

Lujuria sentimental -
A través de los sentimientos, del romance, de la pasión.
Por eso los suspiros al leer esas novelas de amor y romance. Por eso las damas que fantasean con el galán de la telenovela; no precisamente guapo y musculoso, sino caballero, romántico, atento, comprensivo y varonil.

Aunque muchos dirán que no es tan perverso porque es sólo algo romántico… la verdad es que es impureza desde que se está codiciando.
En el caso de la impureza sexual se está deseando la experiencia con esa persona, en el caso de la impureza emocional se está deseando el sentimiento y emoción con esa persona...
Quizá uno parece más sucio que otro, pero ambos son deseos de algo que no se tiene.

En un sentido amplio, ésta clase de impureza tienta más a damas que a caballeros.

Un dicho común:
Las mujeres ofrecen sexo para recibir cariño.
Los hombres ofrecen cariño para recibir sexo.


Pero la impureza no es un asunto exclusivo de un género.
Nadie está exento; hombres y mujeres somos tentados. Cristianos o no, vivimos bajo el ataque constante de Satanás; y debemos verlo así. Como un ataque más del pecado del cual debemos cuidarnos en el poder de Dios.



2. Nadie tiene excusa de caer.
Cuando hablamos acerca de éstos asuntos de impureza, tratamos de reducir la gravedad.

Lo tratamos de aminorar o excusar de diversas maneras:
Lo llamamos necesidad.

“Es una necesidad que todos buscamos satisfacer…”

Lo excusamos por la curiosidad.

“Es normal que busquemos experimentar…”

Lo excusamos echando la culpa a las circunstancias.
- Mi esposa no me atiende.
- Mi marido ya no es romántico conmigo.
- Mis papás me orillaron a hacerlo.
- Crecí sin una imagen paterna…
- Se dieron las cosas, se hizo fácil…


Le ponemos nombre menos bochornosos:
Le llamamos aventura, le llamamos romance, le llamamos desliz…


Lo que me da autoridad para hablar de éste asunto no es que tenga un historial perfecto.
He pecado de diversas maneras y confío en la sangre de Cristo que me puede cubrir.
Dios me ha expuesto como un pecador, de manera que sería un tonto si me quisiera presentar delante de ustedes con un manto de pureza.
Me presento como un pecador, un pecador arrepentido.
Y un pecador que confía en la sangre y sacrificio de Jesús.
Yo no tengo excusas para mis pecados, así como nadie tiene excusa para sus pecados.
No sólo estamos hablando del problema, sino que queremos llegar a la solución verdadera en Cristo.

No nos estamos asustando de éstas cosas, son tan comunes que ya ni causan reacción.
Estamos señalando que lo que importa no es cómo lo consideremos nosotros sino cómo lo considera Dios.

Dios lo considera PECADO.

Santiago 4:17
Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

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