martes, 4 de agosto de 2009

Envidia - Parte 2 - EL mejor antídoto para la envidia

Un buen antídoto:
el Contentamiento


¿Cómo puedo ejercitarme en el CONTENTAMIENTO?


1) Deseando el bien a otros.
Mateo 7:12
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Mateo 5:43-44
43Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen…

No mires a tu prójimo con envidia como si Dios no te hubiera dado el gran amor de su Hijo Jesús.
Si tu prójimo prospera, alégrate con él. Dios es fiel, y aunque quizá no tengas lo mismo que los demás, es fiel en proveer lo necesario.

2) Practicando la generosidad.
Proverbios 21:26
Hay quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano.

Recuerda que más bienaventurado es DAR que recibir.

Cuando das, estas cortando la soga que te ata a éste mundo y haces una declaración práctica de contentamiento.

3) Cultivando la gratitud.
Efesios 5:19
19hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Filipenses 4:11-13
11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.


Bendición que no se agradece es bendición que no se valora.

La gratitud es el tapón de escape de la envidia; sirve para que dejes de compadecerte por lo que no tienes y te des cuenta de que ya se te ha dado bastante.

4) Mirando a la eternidad.
1 Pedro 1:3-4
3Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros


Mira las riquezas en gloria, junto a Jesús; por la eternidad.

comparado con lo que nos espera como hijos de Dios, cualquier deleite terrenal es nada: y por lo tanto pierde el atractivo que nos tienta a la envidia.


No hay comentarios: