miércoles, 18 de febrero de 2009

Oraciones de Confesión

Oraciones de confesión.

El quebranto de un pecador

¡Auméntanos la fe!

Padre nuestro, estamos ante tu presencia.

Te damos la gloria a ti, porque lo que parecía imposible fue hecho realidad; hay paz entre Tú y nosotros.

Te agradecemos el camino que abriste por medio de Cristo tu hijo; el mediador entre tu santidad y nuestra rebelión.

Te agradecemos las maravillas de tu gracia y tu perdón. Tus obras son incomparables; No hay nadie más como Tú Señor Fiel y Misericordioso.

Hoy confesamos que nuestra maldad sigue siendo un problema en nuestras vidas.

Perdónanos por ser hombres y mujeres de Poca fe. Ayúdanos a confiar solamente en ti; a ponerte en el centro de nuestra vida.

Auméntanos la fe; para depender únicamente de tu gracia y de tu amor .

Enséñanos a deleitarnos en ti y no en el pecado.

Permítenos recordar cada día que Dependemos de tu gracia; ayúdanos a mantener siempre grabado en nuestros corazones el Evangelio de la Fe,

Y capacítanos para poner la Fe en acción.

Perdona nuestras culpas; te rogamos misericordia y te agradecemos por el sacrificio de Jesucristo tu hijo; que quita el pecado de nosotros.

En tu nombre oramos, y nos acercamos a ti por medio de tu hijo Jesucristo, el autor y consumador de nuestra Fe. Amén




¡Tú eres nuestra Esperanza!

Padre nuestro; tú eres el Salvador de los pobres y de los oprimidos; tu nos rescatas del poder del pecado. Solamente Tú eres la esperanza de los débiles. A ti clamamos y ante tu presencia rogamos misericordia. Borra nuestra rebelión y no te acuerdes más de nuestra traición. Perdónanos por buscar deleite fuera de ti; y por basar nuestra esperanza en cosas vanas.

Nuestro pecado nos declara culpables, pero la sangre de tu hijo Jesucristo nos limpia, y por tu gracia somos salvos de tu santa ira. Te alabamos por tu misericordia y tu perdón. Transforma nuestras vidas, moldea nuestro ser, haznos imágenes vivas de tu hijo Jesucristo. Ya no quedan en el mundo muchos hombres rectos y fieles a ti.

Por todas partes vemos violencia, traición, corrupción, injusticia y maldad. Líbranos de ser como ellos, haznos reflejar tu santidad. Esperamos el día de tu juicio. Y lo hacemos con gozo porque sabemos que tú nos has perdonado. Pero mientras haya tiempo úsanos para anunciar tu salvación; para compartir la esperanza de tu evangelio. Perdona nuestras culpas, santifícanos en tu esperanza y úsanos para alumbrar al mundo.

Por Cristo Jesús. Amén.

Job 5:15-16, Jeremías 17:13, Miqueas 7:1-7




¡Tú eres Santo!

Dios altísimo; en ésta hora te alabamos y te damos la gloria. Y reconocemos que tú eres Santo. Que tu Santidad es insultada por nuestra maldad. Queremos ser un reflejo de tu amor; pero nuestra pecaminosidad sigue siendo un estorbo.

Te damos gracias; aún esperamos el día en que podamos reflejar tu gloria sin la presencia del pecado en nuestra vida.

Te damos gracias por tu ternura, tú eres un Padre compasivo; gracias por ser paciente con tu pueblo, tú eres grande en amor y verdad. De generación a generación tu pueblo ha sido testigo de tu fidelidad a pesar de nuestra rebeldía y maldad. Perdónanos una vez más Señor.

Mira a tu pueblo con amor y concédenos paz.

Por tu amor Padre eterno, ten compasión de nosotros. Por tu gran ternura borra nuestras culpas. Lávanos de nuestra impiedad, limpia nuestro pecado.

Eres justo al castigar, no tenemos excusas para salir librados. Pero tenemos el anhelo de darte la gloria; anhelamos dejar lo malo y alabarte a ti.

Purifícanos, lávanos; llénanos de u gozo y de tu alegría. Aleja tu vista de nuestros pecados y borra nuestras maldades. Porque tú eres quien nos salva, nos transforma y nos guarda. Sálvanos cada día de la tentación, transforma nuestras vidas y guárdanos en tu amor. Y a ti sea la gloria por todos los siglos. Amén.

Éxodo 34:6-7 / Salmo 51




Hoy confesamos

Hoy confesamos Padre Santo que creyéndonos sabios en nuestra propia opinión te hemos ofendido y hemos sido rebeldes a tu llamado a ser santos.

Hemos dejado que el pecado nos amargue el corazón, hemos hecho las cosas por rivalidad y envidia. Nos hemos enorgullecido en nuestra miseria y no hemos obedecido tu santo consejo. Hemos andado por caminos que nos parecían rectos, pero hemos descubierto que su fin el angustia y desolación.

Perdónanos Señor por ser torpes y necios. Perdónanos por obedecer la sabiduría de éste mundo en vez de buscar la sabiduría que viene de lo alto.

Por los méritos de Jesucristo, el sacrificio perfecto, te rogamos perdón. Gracias te damos porque en nuestra debilidad tú nos fortaleces y en nuestra torpeza tú nos muestras tu sabiduría.

Enséñanos a cuidar nuestro comportamiento, a no vivir neciamente sino en sabiduría. Líbranos de actuar tontamente y anímanos cada día a entender cuál es tu voluntad.

No nos dejes caer en tentación y santifícanos para ti. Por Jesucristo tu hijo amado. Amén.

Efesios 5:15-17 / Santiago 3:13-16




¡Santifícanos para ti!

Padre nuestro que estas en los cielos.

Santifícanos para ti.

Confesamos que hemos violado tu pacto.

Nuestra rebeldía nos acusa delante de ti.

Queremos renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos. Anhelamos vivir sobria, justa y piadosamente para hacerte sonreír.

Gracias te damos por nuestro gran Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificarnos. Perdona nuestras faltas; te rogamos misericordia.

Señor, acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado, Pero no te acuerdes de nuestros pecados ni del mal con que te hemos ofendido.

Purifícanos día a día, enséñanos a ser fieles como tú eres fiel. A ser celosos de buenas obras. A renunciar a los malos hábitos, a glorificarte en nuestra vida total, que nuestra boca y nuestras manos te alaben solo a ti.

Que el pecado no reine más entre tu pueblo. Tú eres quien nos salva y nos santifica. Queremos ser tu pueblo Santo. Purifícanos con tu perdón y tu misericordia y que el mundo conozca que eres el Salvador.

Por Jesucristo el Alfa y la Omega. Amén.

Salmo 25:6-7 / Tito 2:11-14




¡Nos humillamos ante ti!

Oh Padre Santísimo; hasta donde somos capaces nos humillamos ante tu mano poderosa y tu trono de justicia.

Ten misericordia de nosotros en nuestra batalla contra el pecado y ayúdanos a hacer morir todo lo que sea carnal y mundano en nuestras vidas.

Confesamos que no hay nada bueno en nosotros que nos haga dignos de recibir tu favor; antes somos merecedores de tu castigo y de tu ira eterna.

Pero confesamos que somos culpables y que confiamos en Jesucristo tu hijo; quien se entregó por nosotros y nos libera de la carnalidad para una nueva vida; para glorificarte a ti Señor omnipotente.

Muéstranos nuestra impotencia y miseria absoluta sin ti; y la dulzura de tu tierna misericordia que no merecemos pero que nos regalas gracias a la obra de tu hijo Jesucristo.

Concédenos vivir en mansedumbre y humildad de espíritu; confiando en ti y no en nosotros mismos. Deleitándonos en ti el autor del gozo y no en los deleites temporales del pecado. Y haznos conocer la grandeza de Jesucristo en nuestra vida

A ti sea la gloria y el poder; por Cristo Jesús. Amén




¡Perdona a tu pueblo!

Padre nuestro gracias por tu celo divino; gracias por perseverar en nuestra santificación. Nos deleita tu pasión por tu gloria; tu amor por tu santidad.

Celebramos tu deseo de mostrar tu majestad sirviendo en vez de siendo servido por nosotros. No tenemos nada que ofrecerte; solamente nuestra debilidad y miseria para que en ellas muestres tu poder y grandeza.

Nos alegra exaltar tu amor y tu misericordia a través de echar nuestras cargas sobre ti.

Aquí estamos confesando nuestra incapacidad para agradarte. Necesitamos de tu obra transformadora en nosotros para reflejar tu gloria; límpianos de nuestra inmundicia, purifica nuestro ser, perdona cada palabra ociosa, cada pensamiento irreverente, cada acción pecaminosa y cada actitud carnal.

Perdónanos por rebelarnos ante tu voluntad, por resistirnos a ser moldeados; por huir de las pruebas que empleas para santificarnos.

Vence nuestra indiferencia, quiebra nuestra rebeldía, rompe nuestro orgullo y quebranta nuestro ser. Reargúyenos, produce en nosotros tristeza a causa del pecado y hambre de tu santidad.

Perdona a tu pueblo; queremos confiar y depender de ti reflejando tu carácter en nuestra vida. Oh señor ayúdanos a ser como niños; a necesitarte cada día más

Por Cristo Jesús, el alfarero de nuestra vida. Amén.




¡Satisfácenos en ti!

Majestuoso Dios, solamente en ti encontramos la satisfacción de nuestros anhelos más profundos. Pero en nuestra rebeldía preferimos deleites menores en vez de buscar significado y satisfacción solamente en ti. Perdónanos por hacer de tus bendiciones un sustituto de ti.

Perdónanos por rendir nuestro servicio a nosotros mismos y no a ti que eres el Señor de la gloria. Somos muy propensos a confundir el retrato de tu gloria con la majestad de tu presencia, control y señorío.

Satisfácenos contigo mismo. Permítenos conocerte cada día a cada paso que damos, permítenos experimentar tu presencia y majestad aún en el momento de la tentación; y al deleitarnos solo en ti ayúdanos a rechazar los placeres temporales que ofrece el pecado.

Enséñanos a experimentar la plenitud de tu evangelio a cada instante de nuestra vida recordando que somos pecadores y que solamente por tu gracia tenemos comunión contigo. Queremos recordar siempre la realidad de Jesucristo crucificado y resucitado por pecadores como nosotros para llevarnos a ti y glorificarte solo a ti

En tu nombre oramos y a ti sea la gloria. Por Cristo Jesús. Amén.




Renunciamos al pecado

Padre nuestro que estas en los cielos.

Santifícanos para ti en tu benevolencia.

Confesamos que hemos violado tu ley de amor y justicia; y hemos amado más las tinieblas que la luz de tu ternura.

Nuestra rebeldía nos acusa delante de ti; no hay nada que podamos hacer para esconder nuestras faltas; tu lo sabes todo y conoces nuestra maldad

Queremos renunciar al pecado y a los deseos engañosos. Anhelamos vivir para reflejar la luz de tu poder y tu amor al mundo.

Nuestro pecado nos declara culpables, pero la sangre de tu hijo Jesucristo nos limpia, y por tu gracia somos salvos de tu santa ira. Te alabamos por tu misericordia y tu perdón. Transforma nuestras vidas, moldea nuestro ser, haznos imágenes vivas de tu hijo

Perdónanos Señor, olvídate de nuestras ofensas contra ti: y no nos dejes tal como somos, sino que afirmados en tu amor, transfórmanos y redímenos día a día.

A ti sea la gloria en nuestra salvación y santificación. Amén.




¡Ten piedad de nosotros!

Señor de amor, ten piedad de nosotros.

Te damos gracias por tu ternura, tú eres un Padre compasivo; gracias por ser paciente con tu pueblo, tú eres grande en amor y verdad. De generación a generación tu pueblo ha sido testigo de tu fidelidad a pesar de nuestra rebeldía y maldad. Perdónanos una vez más Señor.

Mira a tu pueblo con amor y concédenos paz.

Por tu amor Padre eterno, ten compasión de nosotros.

Por tu gran ternura borra nuestras culpas.

Si por nuestro pecado te causamos dolor; su por causa nuestra un hijo tuyo ha tropezado, si hemos sido rebeldes a tu llamado, ten compasión de nosotros y perdónanos.

Perdona nuestras palabras vanas y ociosas, perdónanos por no practicar la bondad y la misericordia, no nos condenes por nuestra maldad; perdónanos Señor

Escucha nuestra oración y súplica y danos el gozo de tu perdón, te amamos Padre misericordioso; conserva nuestra alma segura en ti, aferrada a tu amor y tu misericordia.

Que nuestro anhelo sea reflejar tu gloria en amor y piedad. Por Jesucristo; el Redentor de nuestra vida. Amén.

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