jueves, 24 de marzo de 2011

Juan 3:16 - El Regalo

El REGALO del Evangelio:

AMOR de Dios.

La semana pasada hablamos acerca de la ADVERTENCIA de la cruz: Perecer bajo la ira de Dios. Ésta tarde vamos a fijar nuestra atención en el REGALO de la cruz. El regalo es el AMOR de Dios al rescatarnos de su IRA.

[Juan 3:36]

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Uno de los pasos para apropiarnos de algo es analizarlo seria y detenidamente. Eso es precisamente lo que quisiera que hagamos ésta tarde. Meditemos detenidamente en el amor de Dios. Hay 4 verdades bíblicas en que podemos enfocarnos:

1) Hay un Dios

“De tal manera amó DIOS”

Jesús nos enseña que Dios existe.

Todo lo que diga Jesús está relacionado con Dios.

Todo lo que Jesús hace se conecta con Dios.

Hay muchas razones [buenas razones] para creer en Dios.

Una de las mejores es que Jesús nos dice que Dios existe y que es real para nuestra vida.


Si alguien pregunta: ¿Por qué crees Dios? Una respuesta sencilla es: “Creo en la existencia de Dios porque Jesús enseñó que Dios existe; y todo lo que conozco acerca de Jesús me hace confiar en él más que en cualquier filósofo, o científico, o teólogo, o amigo”

Y luego puedes preguntar: ¿Conoces a alguien mejor calificado y más confiable, capaz de hablarnos acerca de la existencia de Dios que Jesús?


La naturaleza habla de Dios…

Salmo 19:1

Los cielos cuentan la gloria de Dios,

Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.


Jesús nos habló de Dios…

Juan 1:18

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.


Juan 8:54-55

54Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. 55Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.


Comenzamos en Dios. No lo tomes a la ligera.

Haz una pausa y dite a ti mismo: Hay Un Dios.

El mundo comienza con Dios; el mundo depende de Dios. Soy una persona con una consciencia y sentido de la justicia y con la capacidad de contemplar asuntos espirituales; de comunicarme y de amar – Todo porque fui creado a la imagen de Dios. Él era en el principio; y me creó a su imagen, para su gloria. Para ser conocido a través de mí.


Isaías 43:7

Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.


La razón de mi existencia es conocer y dar a conocer a Dios. Hechos 17:23-31/Rom.11:36


2) Dios tiene un Hijo

“De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su HIJO unigénito”

Ésta es una realidad asombrosa. Jesús nos muestra que Dios tiene un unigénito hijo. Para los musulmanes esto suena a blasfemia; ellos dicen que sostener ésta declaración implica aceptar que Dios debió haber tenido intimidad con un ángel o una mujer.

Éste es el punto de partida para conocer a Jesús; creer que él es el Hijo de Dios (y el unigénito).


Al llamar a Jesús el “hijo unigénito de Dios”, se le está distinguiendo de aquellos que son hechos hijos o son adoptados hijos. Los ángeles son llamados “hijos de Dios” (Job 1:6) Y los cristianos somos llamados “hijos de Dios” (Romanos 8:14-16)


Los ángeles son “hijos de Dios” por el hecho de haber sido creados directamente por Dios, y los cristianos somos “hijos de Dios” por el hecho de haber sido adoptados en su familia al ser redimidos por Cristo para Dios por el Espíritu Santo.


Pero el “unigénito Hijo de Dios” no es hijo por creación ni hijo por adopción; sino Hijo engendrado de Dios. Y al decir “Engendrado” mencionamos simplemente una analogía humana para aquello que está más allá de nuestra comprensión. Pero esto encierra una verdad crucial.

Como C.S. Lewis dijo: “Los conejos engendran conejos, los caballos engendran caballos, los humanos engendramos humanos (no estatuas o retratos); y Dios engendra a Dios (no humanos o ángeles)”


El Hijo unigénito de Dios es Dios. y nunca hubo un momento en que Dios no tuviera Hijo unigénito. Porque la existencia del Hijo es igualmente eterna con la existencia del Padre que lo engendró.

El Hijo de Dios es la perfecta imagen del Padre, igual al Padre y eterno con el Padre; dos personas con una sola esencia divina. (Juan 1:1,14)

Jesús es el Hijo unigénito de Dios, co-eterno con el Padre.(Colosenses 1:15)


3) Dios es amor.

“De tal manera AMÓ Dios…”

Jesús nos enseña que el Dios (que existe), es un Dios de amor. ¡Él es amor! De todas las cosas que puedas mencionar acerca de Dios, tienes que mencionar ésta: ¡Él es amor! El mismo escritor de éste evangelio dice en 1 Juan 4:8: “Dios es amor”


Jesús nos dice de manera específica en qué consiste el amor de Dios en Juan 3:16.

“De tal manera amó…” ¿De qué manera?
“Dando a su Hijo unigénito”.

Y nosotros sabemos que ésta muestra de amor fue una entrega de negación y muerte. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11) en vez de eso, lo mataron. Y cuando Jesús oró dijo: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:2).


Así que el Padre dio a su Hijo unigénito para que fuese asesinado.

Hechos 2:22-23/Hechos 4:27-28

Esa es la clase de amor del Padre; es un amor proveedor. Un amor que entrega el tesoro más precioso: su Hijo unigénito. Necesitamos meditar más en esto. Ese es un amor muy costoso, un amor muy intenso; un amor muy doloroso. El significado de navidad y Semana Santa es la celebración de éste amor de Dios.


4) Dios amó al mundo

Dios mostró éste amor tan grande a un mundo perdido lleno de pecadores.

La grandeza del amor de Dios no solamente se manifiesta en el infinito valor de lo que nos dio [Su Hijo unigénito] sino también en la rebeldía de aquellos a quienes lo entregó.


Romanos 5:7-8

7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.


Justo antes de Juan 3:16, Jesús compara su propia venida con lo que sucedió en días de Moisés, cuando la gente se rebeló contra Dios y dijeron que estaban artos de maná. El resultado de éste pecado fue una plaga de serpientes en el campamento; y la gente murió por todas partes. Cuando Moisés oró por la gente, el Señor respondió:


Números 21:8

Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.

Así que la manera en que Dios mostró su amor para rescatar a la gente rebelde de perecer fue levantar una serpiente en un asta para que todo aquel que la mirara con fe fuera salvo.


Luego, Jesús dice: [Juan 3:14-15]

14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


Cuando Juan 3:16 dice “de tal manera amó Dios al mundo que ha dado…” significa que Dios ha entregado a su Hijo unigénito a un mundo de rebeldes, mordidos por la serpiente, pecadores, condenados; y que ese Hijo unigénito de Dios es nuestra única esperanza. Dios amó al mundo.

Y el resultado de ese amor se ve claramente en la expresión “Todo aquel” (Para que todo aquel que en Él cree). Dios hizo que su Hijo fuera levantado delante del mundo de pecadores, de toda clase de pecadores en todos los grados de pecado; de la misma manera que la serpiente fue levantada delante del pueblo. Porque Dios es amor.


Quizá pienses “He vivido con el veneno de la serpiente de pecado en mi vida por mucho tiempo” Sí, Dios lo sabe; él sabe todo acerca de ti. Ante su mirada eres peor de lo que alcanzas a imaginarte. Pero eso no lo detiene. De hecho, es precisamente la profundidad de nuestra miseria lo que hace que el amor de Dios coloque a su Hijo como el único calificado para tal sacrificio.

No te mires a ti mismo; mira al Hijo de Dios y al gran amor del Padre y a la promesa de que “todo aquel que crea en él” no se perderá NUNCA sino que tendrá vida ETERNA.


Cuando Charles Spurgeon, el gran pastor de Londres tenía 16 años, y era aún inconverso, acudió un día a un pequeño templo metodista con apenas 15 asistentes, pues era un día nevado.

El predicador era un laico, y basó su mensaje en Isaías 45:22 “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” llegó un momento en que el predicador miró directamente al muchacho y le dijo “Joven, mira a Jesucristo. ¡Míralo! ¡Míralo! ¡Míralo! No tienes otra cosa que hacer sino mirar y vivir


Spurgeon relata:

Inmediatamente vi el camino de la salvación; Estaba tan obsesionado con aquel único pensamiento. Como cuando la serpiente ardiente fue levantada, la gente sólo miraba y era sanada, así era conmigo. Yo había estado esperando tener que hacer cincuenta cosas, pero cuando oí esa palabra, '¡Mira! ¡qué cautivante palabra me pareció ésta a mí! ¡Oh! Yo miré hasta que casi pude tener salidos mis ojos. Allí y entonces la nube se fue, la oscuridad se esfumó totalmente, y en ese momento vi el sol; y podía haber vitoreado en ese instante, y cantado con los más entusiastas de ellos, de la preciosa sangre de Cristo, y de la simple fe que mira sólo a Él. Oh, que alguien me hubiera dicho esto antes, “Confía en Cristo, y tú serás salvo”

Yo te digo lo mismo: Mira a Jesús, cree en Jesús y no perecerás.

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