lunes, 27 de julio de 2009

7 Elementos de la vida en familia.

7 Elementos de la vida en familia.


1) Una oportunidad para enseñar.

Deuteronomio 6:4-9
4Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

2 Timoteo 3:14-15
14Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

2) Una disciplina que ejercer.
Proverbios 19:18
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza;
Mas no se apresure tu alma para destruirlo.

Proverbios 22:15
La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él.

Proverbios 29:15
La vara y la corrección dan sabiduría;
Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.

Eclesiastés 8:11
Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.


3) Un desafío a la fe.
Josué 24:14-15
Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Familias completas están entregadas a la hechicería.
Familias completas van de rodillas a orar a los ídolos.
La objeción de muchos para venir a Cristo es: “No puedo ir en contra de lo que me enseñaron mis padres”

pero las familias completas necesitan encontrar en Jesús la luz de verdad y esperanza que ofrece sólamente el evangelio de Cristo


4) Una autoridad que respetar.
Colosenses 3:18-21
Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.

Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.


5) Un deleite que disfrutar.
1 Corintios 7:3-5
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.

La intimidad sexual no es mala; Dios la diseñó como un regalo para sus hijos. Lo que no le agrada a Dios es que los humanos quieran disfrutar de éste deleite fuera de sus lineamientos (en el contexto del matrimonio)


6) Una exclusiva intimidad.
Hebreos 13:4

Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

El matrimonio es honroso.
El lecho (literalmente del griego “coito”) es igualmente honroso; Dios no se sonroja; él se alegra en que sus hijos disfruten sus bendiciones. Ore:
- Para que las hermanas y hermanos se deleiten en sus respectivas parejas.
- Ore para que la fornicación y el adulterio ni aún se nombre entre nosotros.
- Ore para que Dios perdone y tenga misericordia de quienes se extravían.

7) Un testimonio que cuidar.
1 Pedro 3:1-7
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

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