lunes, 23 de abril de 2007

2. La santidad demanda abandonar el pecado

2. La santidad demanda abandonar el pecado

Romanos 13:11-14 dice:
11Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.

Ya hemos visto que la Santidad requiere urgencia, y que también demanda mortificar nuestra carne. He aquí el tercer punto:

La Santidad demanda abandonar el pecado.

Eso es lo que el versículo 12 nos manda hacer. Las razones son que la noche esta avanzada y que el día se esta acercando. “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” el versículo 13 es más específico y nos dice en qué consisten las “obras de las tinieblas”: dice: “13Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia”

Las obras de las tinieblas son lo opuesto a la vida piadosa.
John Stott resume esta lista describiéndola como “la falta de autocontrol en las áreas de sexo, bebida y relaciones sociales”




Dios dice; no te refugies en el alcohol y la diversión para resolver tus problemas. No trates de encontrar significado en la inmoralidad sexual o viviendo solamente para el placer sexual. No arruines tus relaciones peleando y destruyendo a los demás para obtener lo que deseas.
Dios nos llama a abandonar nuestro comportamiento pecaminoso; a echarlo fuera de nuestra vida. En esto consiste el arrepentimiento. Es rechazar el pecado – desecharlo, eliminarlo, echarlo lejos. Estamos llamados a actuar drásticamente.

Muchas veces, cuando descubrimos el pecado en un área de nuestra vida no lo desechamos, en vez de eso lo archivamos. En lugar de abandonarlo y echarlo lejos – sacarlo realmente de nuestra vida – solamente lo acomodamos en otro cajón y creemos que se acabó el problema. Lo mantenemos fuera de nuestra vista por algún tiempo. Pero no cultivamos realmente una convicción, realmente no sentimos quebranto por él, no lo odiamos. Solamente lo escondemos y negociamos con nuestra conciencia.

Abandonar el pecado significa rechazarlo totalmente; cambiar nuestro estilo de vida; no es una opción.
· ¿Dónde te esta llamando Dios a abandonar el pecado?
· ¿Hay alguna área en la que continúas tropezando una y otra vez?
· ¿Hay un pecado en particular en el que participas constantemente?
· ¿Qué cambios radicales podrías hacer para abandonar el pecado y consagrarte a Dios?
· ¿Qué obras de las tinieblas debes dejar de practicar?
· ¿Cómo puedes romper decisivamente con el pecado?

1 comentario:

Julio Arturo Sánchez Gamonal dijo...

Me estoy edificando con los articulos sobre la SANTIDAD, muchas gracias.