martes, 4 de agosto de 2009

Orgullo - Parte 2 - El hechizo de Narcizo

El hechizo de Narciso

La Biblia nos describe página tras página el problema del ser humano: el PECADO.

Si le preguntamos a un niño ¿Qué es pecado?
El niño puede responder: Pecado es robar, mentir, maldecir, fumar, drogarse, desobedecer a papá, copiar en un examen, etc…
Esas respuestas están muy bien; todo eso envuelve acciones pecaminosas.

Sin embargo, conforme se va madurando en el conocimiento de Dios, descubrimos que esa respuesta o es del todo completa.
La respuesta de los niños generalmente menciona los FRUTOS DEL PECADO.
Pero la Biblia no sólo habla del pecado como los FRUTOS, sino como la RAÍZ del problema.

Sí, pecado es robar, mentir, desobedecer, maldecir, fumar…
Pero ¿Por qué mentimos, desobedecemos, maldecimos, engañamos o producimos cualquier otro FRUTO de pecado?
La respuesta es: porque la RAÍZ de nuestro corazón es el pecado.


Por eso hablamos del CORAZÓN SALVAJE.
Es el corazón dominado e impregnado del pecado. No pecado a nivel de FRUTOS sino pecado como RAÍZ.

La lista de animales que estamos usando para describir al corazón salvaje, es una lista conocida como los “7 Pecados Capitales”, capitales quiere decir, “los peores”…
Pero nosotros no creemos que haya algunos pecados peores que otros. TODOS son malos.
Por eso preferimos llamarlos PECADOS RADICALES. Radical quiere decir: desde la raíz.

El orgullo, representado por el PAVORREAL, es un pecado RADICAL.
Comienza desde la raíz, comienza en el corazón.
No aprendemos a ser orgullosos; somos orgullosos por naturaleza.
No nos enseñan a ser presumidos, altivos, soberbios, jactanciosos, ególatras… lo somos por naturaleza.

El orgullo se puede expresar de diversa maneras: Vanidad, Vanagloria, Soberbia, Altanería, Arrogancia, Jactancia, Presunción, Egolatría etc. NARCICISMO

El hechizo de narciso…
Cuenta la mitología griega que había un muchacho muy hermoso llamado Narciso.
Narciso era arrogante y se daba el lujo de despreciar a cualquier muchacha que quisiera acercarse a él. Una tras otra muchacha fue desilusionada y acabó en la tristeza; algunas hasta se dejaron morir por el despecho de Narciso.
Por tanta arrogancia y orgullo, Narciso fue castigado: Una tarde se acercó a un lago para beber agua; al ver su reflejo en el lago quedó maldecido a mirarse a sí mismo. A enamorarse de sí mismo.
Fue tanta su locura que en un intento de abrazar su propio reflejo calló al lago y murió ahogado…
Por eso se llama narcisista a la persona que “sólo se ama a sí mismo”


Esto es mitología; es una manera en que los pueblos antiguos trataban de enseñar justicia y valores a la sociedad; algunas buenas enseñanzas podemos obtener de esto.

Pero en la Biblia no tenemos mitología; sino VERDAD ABSOLUTA.

Proverbios 27:19 BLA
Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja al hombre.

El corazón es el reflejo de la persona total.
Todo lo que hay en nuestro corazón determina nuestra manera de vivir, de pensar, de actuar, de hablar.

Mateo 12:34b - De la abundancia del corazón habla la boca.

Proverbios 16:9 - El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos.

El pecado comienza en el corazón.
Generalmente tratamos de excusar el pecado diciendo que:
- Las circunstancias nos obligaron.
- Satanás nos obligó.
- Lo heredamos de papá

Pero la verdad es que el pecado tiene su explicación en el corazón.
Pecamos porque en nuestro corazón hay pecado salvaje, pecado rebelde; desobediencia a Dios.
Es pecado RADICAL.
El orgullo ahí comienza; en la raíz del corazón salvaje.


El orgullo es un pecado radical
Combatamos al orgullo desde la raíz.



1. El orgullo comienza en el corazón.
Una persona actúa altiva, prepotente, presuntuosa, arrogante y soberbia; porque su corazón está hinchado de ORGULLO.

Proverbios 21:4 Altivez de ojos, y orgullo de corazón,
Y pensamiento de impíos, son pecado.

La historia de Nabucodonosor.
Daniel 5:20
20Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. 21Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.

Si queremos combatir el orgullo, el lugar para empezar es en el corazón.
Dios es el único que puede cambiar el corazón.

Los “especialistas” de éste mundo no pueden tratar al corazón orgulloso.
Al contrario, tratan de inflamar el corazón de orgullo; ellos le llaman autoestima.
¿Ha visto algún consultorio profesional anunciando: tratamos problemas de orgullo, vanidad y egoísmo?
¡No! Ellos tratan la “baja autoestima”, la “falta de amor propio”

Ellos aconsejan: “Ámate a ti mismo” “No seas tan duro contigo mismo” “Tú eres especial”
De esa manera en vez de hacerle frente a la vida con una actitud de mansedumbre y humildad a Dios, la gente le trata de hacer frente a la vida con una actitud orgullosa y arrogante: “Yo le voy a demostrar a todos y a mi mismo que puedo salir adelante” (Eso es orgullo)

El mundo alimenta al corazón de más y más orgullo. El orgullo no es una virtud sino un pecado, un pecado radical.
Una actitud de PAVORREAL no es una actitud de admirar sino una actitud que debemos aborrecer.

¿NO HAY CIERTA CLASE DE ORGULLO BUENO?
El pecado es tan sutil que tratamos de opacar su peligrosidad.
Es así como hay mentiras malas y “mentiras piadosas”. La envidia es otro pecado en la Biblia pero nosotros hablamos de “envidia de la buena”, la crítica es siempre mala pero nosotros hablamos de “crítica constructiva”… el orgullo es siempre orgullo.

¿Cómo puedo entonces comenzar a desechar el orgullo? Quizá un buen lugar para comenzar es la manera en que pensamos.

Nosotros decimos:
“Estoy orgulloso de mis hijos…”
“Me siento orgulloso de haber logrado tal o cual cosa…”

Las mismas palabras con que nos expresamos reflejan nuestro corazón y pensamientos.
¿Qué tal si cambiamos la expresión “estoy orgulloso” por “me siento honrado” o “soy bendecido”?
“Me siento honrado de que seas mi hijo”
“Es una bendición haber podido lograr….”

¿Notas el gran cambio que hay en la actitud?
El orgullo centra la atención en nosotros como las estrellas. Pero expresar que somos bendecidos u honrados, expresa que nosotros sólo somos receptores y que el mérito es de alguien más. (DE DIOS)

Claro que cambiar las palabras con que nos expresamos no es el cambio completo, pero es un buen lugar para empezar.
Si el orgullo comienza en el corazón, el lugar para empezar a cambiar es el corazón (a nivel de pensamientos).

Las adversidades son un método de Dios para prevenirnos del orgullo.

Deuteronomio 8:11
11Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
15que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

· El orgullo nos lleva a olvidarnos de Dios.
· Dios aflige y prueba para preparar el camino a sus bendiciones.

Examinémonos a nosotros mismos.
Pidamos a Dios un corazón renovado.


2. El orgullo distorsiona nuestra visión.
El orgullo nos hace vivir una ilusión (como entrar a la casa de los espejos)
Nos maximizamos a nosotros mismos.
Minimizamos a los demás.

· Es por el orgullo que queremos llamar la atención. (¿Habrán notado mi vestido?)
· Es por el orgullo que no podemos pedir perdón. (Que me venga a pedir perdón, no le voy a rogar)
· Es por el orgullo que nos tomamos todo de manera personal (¿Te fijaste cómo me habló? ¿Qué me habrá querido decir?)
· Es por el orgullo que nos preocupa el qué dirán (Los hombres no lloran)
· Es por el orgullo que tantas cosas nos dan pena… (De mí no se van a burlar)


3. El orgullo se combate con humildad.

El orgullo está enraizado en el interior del hombre.
El pavorreal se ha colado en el corazón.

Sobre todos nosotros pesa la maldición de Narciso; condenados a vernos al espejo, enamorados de nuestro YO. Preocupado por mi bienestar, mi reputación, mi comodidad, mi amor propio, mi apariencia, la opinión de los demás acerca de mí…

Estamos enraizados en el pecado.
Por eso el corazón es salvaje.
Pero en Jesús tenemos una nueva vida y una nueva manera de ver la vida y vernos a nosotros mismos.
Así que podemos romper el hechizo de narciso.
Podemos echar fuera al pavorreal.

2 Corintios 10:17
17Mas el que se gloría, gloríese en el Señor; 18porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.

Cuando seamos tentados como Narciso a vernos a nosotros mismos como lo más valioso e importante, combatamos la visión distorsionada con la visión bíblica de nosotros mismos.

5 Maneras bíblicas de vernos a nosotros mismos con humildad.

1) Veámonos como criaturas.
Salmo 100:3
Reconoced que Jehová es Dios;
El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

2) Veámonos como siervos.
Mateo 20:26-28
26Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

3) Veámonos como inmerecedores (todo por la misericordia de Dios)
Tito 3:4-5 – PDT
4Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad. 5Él nos salvó gracias a su misericordia, no por algo bueno que hubiéramos hecho. Nos salvó lavándonos, dándonos una vida nueva. Nos renovó por medio del poder del Espíritu Santo.

4) Veámonos como inferiores.

Filipenses 2:3-4
3Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

5) Veámonos como espejos.
Salmo 115:1-PDT
Señor, nosotros no merecemos recibir ningún honor; todos los honores deben ser para ti. Sólo tú debes recibir la gloria por tu fiel amor y lealtad.

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