Jesús Pagó nuestro perdón.
“Padre,
Perdónalos porque no saben lo que hacen”
Aquel sería un día común y corriente en Jerusalén.
Pero éste día será recordado durante todo el
resto de la historia humana.
Este día marcará la historia; este día cambia
la historia.
Hace unos días, Jesús, un Nazareno nacido en
Belén de Judea, hijo de un carpintero llamado José y una campesina llamada
María, entraba sentado en un burrito a la ciudad. La gente gritaba ¡Hosanna! (quiere
decir ¡Salva! Que era en su tiempo una especie de porra jubilosa entre los
judíos). Le llamaban el enviando de Dios, le llamaban Rey, le tendían sus
mantos y palmas al caminar.
Pero las cosas cambiaron en pocos días. Hoy, es
día de ejecuciones en Jerusalén.
Desde temprano, el pueblo incitado por sus
líderes religiosos, se ha presentado ante Poncio Pilato; acusando a Jesús de
promover revueltas y escándalos. La verdad es que todo se trató de una gran
injusticia.
A Jesús lo juzgaron los del templo porque
supuestamente decía blasfemias (enseñanzas en contra de la ley de Dios). Los
del templo no quisieron creerle, antes prefirieron escuchar a falsos testigos y
acusarlo.
Le llevaron ante Herodes, un gobernador que de
piadoso no tenía nada. En vez de juzgar a Jesús le pidió un espectáculo de
magia para entretenerse y como Jesús no cedió a sus burlas, lo envió de vuelta.
Pero como no son los judíos quienes crucifican
a los condenados, sino el gobierno romano, entonces acusaron a Jesús ante los
romanos de rebeldía contra el Emperador.
Ni lo uno ni lo otro era cierto.
Jesús nunca dijo
blasfemia alguna; sus palabras siempre fueron verdad. No quebrantó la ley sino
que la cumplió. Y Jesús no promovió revoluciones en contra de Roma, sino en
contra del pecado.
Pero el pueblo no quiso escucharlo. Incluso
Poncio Pilato no encontró en Jesús delito alguno, pero para no meterse en
problemas con el pueblo, se lavó las manos.
Así que, de la noche a la mañana, Jesús ha sido
víctima de injusticia y corrupción. Y este mismo día se ha de cumplir su
sentencia a muerte.
No fusilado, no ahorcado, no en la silla
eléctrica, no por inyección letal; esas formas de muerte parecen benevolentes
comparadas con la muerte que le tocó a Jesús: muerte en la cruz. Sus manos y
pies serán traspasados por clavos, se le sujetará con ellos a una cruz de
madera que él mismo debe cargar hasta el lugar destinado a la crucifixión. Se
le tendrá ahí el tiempo necesario hasta que muera.
Los líderes judíos están desesperados porque en
unas horas comienza la máxima celebración judía: la pascua. Y como se creen muy
dignos y celosos de la ley quieren deshacerse de éste problema para poder
practicar la santidad sin preocupaciones… pobres, no saben que su religión está
a punto de cambiar definitivamente por la muerte de su mismo autor.
Y en medio de todo esto ¿Qué dice el acusado?
¿Se defiende? ¿Acepta su culpabilidad? ¿Pide
misericordia? ¿Amenaza a sus captores?
NADA de eso; el acusado calla.
Como un cordero llevado al matadero no abre su
boca más que para decir algunas cosas que no tendrán sentido hasta después de
su muerte.
Pero ahora que ha llegado al lugar indicado.
Con las manos y los pies paralizados.
Con una corona de espinas en su cabeza.
Con la saliva de sus burladores en el rostro.
El sudor y la sangre mezclándose por toda su
piel.
Jesús abre su boca y exclama una de sus últimas
expresiones antes de morir.
Lucas 23 nos narra lo
que sucedía en esas horas.
Lucas 23:26-34
26Cuando lo llevaban, tomaron a
cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para
que la llevara tras Jesús.
27Lo seguía una gran multitud del
pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. 28Pero
Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
—Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros
hijos, 29porque vendrán días en que dirán: “Bienaventuradas las
estériles y los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron”.
30Entonces comenzarán a decir a los montes: “Caed sobre nosotros”, y a
los collados: “Cubridnos”, 31porque si en el árbol verde hacen estas
cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
32Llevaban también con él a otros
dos, que eran malhechores, para ser ejecutados. 33Cuando llegaron al
lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y a los malhechores, uno a
la derecha y otro a la izquierda. 34Jesús decía: —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y
repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Jesús
decía: Padre, perdónalos porque no saben
lo que hacen.
Es
la primera de las 7 expresiones de Jesús en la cruz.
¿Qué
quería decir Jesús?
¿Quiere
decir que todos hemos sido perdonados por Jesús?
¿Quiere
decir que desde esa tarde todos tenemos perdón sin importar nuestro pasado o
presente?
No
precisamente.
Quiere
decir que Jesús estaba dejando el asunto en manos de su Padre.
1 Pedro 2:21-22
21Pues para esto fuisteis llamados; porque
también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas; 22el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
23quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía,
no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente
Quiere
decir que hay misericordia para quienes se dirigen al Padre pidiendo perdón.
Algunos
piensan que Jesús estaba concediendo el perdón a TODOS los seres humanos, y que
desde entonces no hay condenación para nadie sino perdón y gloria celestial.
Pero
no es ese el significado de sus palabras.
Lo
sabemos porque Jesús mismo declara al final de la Biblia que hay castigo y
recompensa.
Apocalipsis 22:12-15
12He aquí yo vengo pronto, y mi
galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13Yo
soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
14Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol
de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15Mas los
perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los
idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.
De
manera que Jesús dijo: Padre perdónalos.
Y
también Jesús dice: unos serán
bienaventurados y otros serán castigados.
Así
que Jesús no está pidiendo perdón por TODOS los pecados de TODOS los seres
humanos en TODAS épocas.
Jesús
está diciendo: Padre, a ÉSTOS que me están crucificando, acusando y burlando,
en ÉSTE lugar en ÉSTOS momentos, no les tomes en cuenta ÉSTE pecado.
Es
un ruego de misericordia. Ellos piensan que quien debe pedir misericordia es
Jesús.
Pero
Jesús pide misericordia por ellos.
Sin
embargo, NO TODOS ellos serán recibidos por el padre en el cielo.
Ocurrirán
milagros: uno de los ladrones será rescatado, un soldado conocerá la verdad… Pero la gran mayoría se irá a casa para
seguir viviendo de la misma manera hasta que mueran… ¿Y después?
Después
reencarnamos, o nos quedamos en la tumba, o vamos al cielo, o nos convertimos
en ángeles… cada quien decide lo que sucederá con su vida ¿NO?
¡NO!
Claro que NO.
Después
de vivir, cada uno será llamado a cuentas.
La
Biblia está llena de ésta advertencia.
Juan 5:28
28No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que
están en los sepulcros oirán su voz; 29y los que hicieron lo bueno,
saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación.
Apocalipsis 20:15
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al
lago de fuego.
De
manera que, tenemos un gran problema.
Dentro
de unos cuantos años, algunos más que otros, estando nuestro cuerpo en el
sepulcro escucharemos una voz llamando a cada uno. Y para nuestro asombro,
resucitaremos.
¡Y
sorpresa! Tendremos que rendir cuentas ante el Creador y Sustentador de Todas
las cosas.
¿Qué
haremos? ¿Podemos huir?
¿Nos
podemos esconder?
¿Podríamos
cambiar de nombre e identidad?
¿Podríamos
negarnos a salir de la tumba?
Nada
de eso servirá; quieras o no, nos presentaremos ante Dios.
Y
no podremos echarles la culpa a nuestros padres, a los maestros, a la Iglesia,
al gobierno, a nuestro patrón, ni a nadie… Cargaremos con la responsabilidad de
cada acción, palabra y pensamiento.
Eso
me hace preocuparme…
Sin
embargo, es en las palabras de Jesús donde encontramos la solución a ésta grave
situación.
“Padre perdónalos porque
no saben lo que hacen…”
Es
la expresión dónde se halla la gravedad de nuestra condición y la solución a
nuestra desesperación.
TODOS
SEREMOS LLAMADOS A CUENTAS, SUPLIQUEMOS MISERICORDIA.
En las
palabras de Jesús encontramos al menos 3 actitudes necesarias para alcanzar
misericordia de parte de Dios.
1) Temamos al Juez
La
frase de Jesús comienza con “PADRE”
¿Quién
es el Padre? El padre es el juez.
Bueno
sería que el juez fuera uno de entre nosotros; o alguien a quien podamos
convencer de nuestra inocencia.
O
alguien a quien se pudiese complacer por medio de un donativo o presente.
Pero
éste juez es incorruptible. No se equivoca, no comete injusticias, le da a cada
quien lo que se merece.
Por
encima de nuestros gobiernos, de nuestras autoridades, de todos los reyes y
presidentes de la tierra hay un juez.
Podemos huir de la justicia humana, escondernos de la policía, evadir el
servicio militar, huir de los supervisores en el trabajo, escondernos de los
maestros o prefectos en la escuela…
Pero
hay un juez que ejerce su autoridad sobre todas las cosas y nos llamará a
cuentas.
Hoy,
a nuestros jueces humanos se les puede sancionar; si se demuestra que han
actuado injustamente, si se les sorprende en algo ilegal, si se le encuentra
incompetente.
Pero
éste Juez, el Padre Celestial nunca ha cometido una injusticia, no rompe las
leyes porque él mismo las creó, no es incompetente. Es el JUEZ JUSTO.
¿Cómo
deberíamos vivir sabiendo que éste juez nos espera al final de los tiempos para
exigirnos cuentas? Con temor.
Deberíamos
vivir con temor Santo, Miedo santo.
Algo
que hoy está ausente en muchos.
Muchos
viven sin tomar en cuenta a Dios.
Incluso
se burlan de Dios.
Nosotros estamos llamados a tener temor
y reverencia ante Dios, nuestro juez.
Deberías
temer por tu vida: porque le rendirás cuentas al Juez celestial.
Deberías
temer por la vida de tus hijos porque le rendirán cuentas al Juez celestial.
Deberías
temer por tu familia; porque todos seremos juzgados un día.
“Padre, Perdónalos porque no saben lo que hacen”
Cuando Jesús declara éstas
palabras, nos muestra la manera en que deberíamos actuar.
Él lo deja en manos de
Dios, deja que sea Dios quien juzgue. Nosotros
deberíamos hacer eso.
Debemos
dejar que sea Dios quien nos juzgue.
Muchas
veces dejamos que sea la opinión de otros la que nos juzgue.
La
opinión de papá o mamá.
La
opinión de los compañeros de trabajo.
Anhelamos
quedar bien con el patrón, con la familia, con los amigos…
Pero
la opinión que debería preocuparnos es la opinión de nuestro juez.
Proverbios 3:5
5Fíate de Jehová de todo tu
corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6Reconócelo en todos
tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7No seas sabio en tu
propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal;
Teme a Jehová, y apártate del mal;
Debemos dejar que sea Dios
quien juzgue a los demás.
Romanos
12:19
19No os
venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios;
porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Éste pasaje lo malinterpretamos
mal muchas veces.
No nos fue dado para gozarnos en
que nuestro enemigo será castigado por Dios.
Ciertamente Dios castigará a
quienes nos traten mal y nos hagan daño.
Pero aun así, nosotros no
deberíamos alegrarnos, sino orar por ellos y tratarles bien.
El versículo inmediato lo deja
claro:
Romanos 12:20
20Así que, si
tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues
haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21No
seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Se
trata de dejar las cosas en manos del juez, y mientras tenemos tiempo temer al
Juez y animar a los demás a temerle también.
2) Busquemos al abogado
Padre, Perdónalos…
Jesús
se dirige al juez pidiendo perdón.
Está
actuando como un abogado. Pide perdón a nombre de los culpables.
Ante
una situación tan desesperada como la que nos encontramos frente al juez,
existe la posibilidad de tener un abogado.
Y
no se trata de buscar un abogado corrupto que haga que lo torcido parezca
derecho.
No
encontraremos un abogado así para hacerle frente al juicio eterno.
Necesitamos un abogado igual de justo
que el juez. Necesitamos un abogado perfecto, que no sólo sepa la ley, sino que
la viva.
La
buena noticia de ésta tarde es que Jesús está dispuesto a ser nuestro abogado.
Jesús
está dispuesto a defendernos.
Ahora
bien, aquí no se trata de ver si somos culpables o inocentes.
Somos
culpables; de eso no hay duda.
Jesús
no va a abogar por nosotros tratando de hacernos quedar como inocentes…
Él
sabe que somos culpables.
Jesús
va a abogar por los culpables, sabiendo que son culpables.
La
pregunta es ¿Hay alguna manera de que
éstos culpables sean perdonados?
Y la respuesta del Juez es SÍ:
Hebreos 9:22b
…sin derramamiento de sangre no se hace remisión
Sí abogado, dice el Juez, hay una manera
de que los culpables sean absueltos.
Si
en algún lugar se encuentra a una persona completamente justa, que no haya
quebrantado ni uno sólo de los mandamientos, que esté dispuesto a morir y a
experimentar en su muerte el castigo eterno (es decir el infierno) y además que
acepte que su justicia sea transferida a los culpables y aceptara ser tratado
como pecador. Entonces yo, dice el juez, aceptaría la muerte de esa persona
como el pago suficiente de la condena que merecen los culpables…
Entonces
el abogado dice al juez:
Señor Juez, Padre Mío, sólo YO soy capaz de hacer tal cosa…
Señor Juez, Padre Mío, sólo YO soy capaz de hacer tal cosa…
Nadie
más es libre de pecado, nadie más ha cumplido ni cumplirá tu ley.
Por
amor a ellos, y por a mor a tu ley… entrego mi vida; que me maten a mí;
descarga tu ira sobre mí. Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen
Yo
sé que tengo poder y tú me cuidarás, no dejarás mi alma en el sepulcro; Padre,
me resucitarás luego de tres días…
El
Juez pregunta: ¿Esta dispuesto a hacer tal cosa señor Abogado? ¿Entiendes que
será un tormento indescriptible Hijo Mío?
-
Estoy dispuesto Señor Juez. Comprendo, Padre mío que será un tormento y dolor
intensamente cruel y espantoso.Pero por amor a los elegidos, lo haré.
2 Corintios 5:21
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Gálatas 3:13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho
por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en
un madero)
1 Pedro 3:18
Porque también Cristo padeció una sola vez por los
pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad
muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
Isaías 53:5
5Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en
él el pecado de todos nosotros.
Jesús es nuestro Abogado celestial
1 Juan 2:1
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo.
1 Timoteo 2:5
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre
De
manera que antes que llegue la hora de tu juicio, busca al abogado celestial.
Busca a Jesús.
Busca a Jesús.
No
le digas que eres inocente, él sabe que eres culpable. No le pidas que te haga parecer
inocente; a eso no se dedica.
Pídele
que abogue por ti; pídele que su muerte sea transferida a tu cuenta y tus
pecados sean transferidos a su cruz.
Y
pídele que transforme tu vida entera.
Mientras
tienes tiempo busca al Abogado.
¿Dónde
está su oficina? ¿Cuál es su horario? En
todas partes, de lunes a domingo, las 24 hrs. 365 días del año, hasta que
llegue el juicio y mientras tengas vida.
¿Cuánto
cobra? Nada y Todo.
Nada
en términos materiales y todo en términos de entrega y amor. Si se hace la
transacción, tú le perteneces; tu vida es su vida, tu tiempo es su tiempo tu
atención es para él, tu admiración es para él, tu familia es para él… parece
mucho, pero “no es tonto el que renuncia a lo que no es eterno para tener
aquello que nadie le podrá quitar”
PADRE PERDÓNALOS…
Temamos al juez. Busquemos al abogado.
¿Cómo recibimos la misericordia que
necesitamos?
3) Solicitemos el perdón
Lo
que se demanda es que lleguemos con sinceridad y pidamos perdón:
a. Debemos
arrepentirnos
Debemos
aceptar que somos culpables.
Debemos
declararnos culpables y necesitados de ayuda.
Debemos
renunciar a toda pretensión de inocencia, o a toda excusa.
Debemos
confesar: Todo es culpa mía.
1 Juan 1:8
8Si decimos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le
hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
b. Debemos
confiar
Es
necesario que entendamos que Jesús no es una posibilidad, sino la ÚNICA
posibilidad de salvación y perdón.
Debemos
confiar sólo en Jesús.
Entender
que no hay otra manera de agradar al Padre que imitando a Jesús.
Debemos
despojarnos de la pasada manera de vivir y caminar en La gracia santificadora de
Cristo.
Debemos
estar cada día conscientes de que todo fue gracias a Jesús, nos escogió siendo
culpables, no había en nosotros mérito alguno, nada que tuviéramos le podía
servir, nos eligió por AMOR solamente.
Juan 14:6
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
¿Qué
promete Jesús para quienes se arrepienten y confían en él?
Perdón
y vida eterna junto a él.
Romanos 8:34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió;
más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el
que también intercede por nosotros.
__________________________
¿Qué
sucedió en aquella cruz?
El
abogado pedía perdón al Juez a nombre de los elegidos.
Las
palabras: “Padre, perdónalos” no libran automáticamente a todo el mundo de su
culpabilidad.
Son
palabras de amor pero también de advertencia:
La
advertencia es: no importa cuanto lo evadas, o cuanto te escondas, algún día
seremos juzgados.
Teme
al juez, Busca
al abogado, busca a Jesús.
Pide
perdón, arrepiéntete y confía sólo en él.
Y deja que su
perfecta justicia sea la defensa de Jesús a tu favor frente al Juez.
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