Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1Co 2:12-14)
Cuanto más saturados estemos de las Escrituras y dirigidos por el Espíritu Santo, mejor preparados estaremos para las pruebas, mas satisfechos viviremos en Cristo, proclamaremos el evangelio con mayor convicción y pasión y con mayor firmeza perseveraremos hasta el final.
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