lunes, 19 de junio de 2017

Soberano Señor ¿De los domingos?


¿Cómo ha de conducirse el creyente en Jesucristo en este mundo? ¿Cómo vivirán los redimidos en esta tierra? Una vez que hemos adoptado el sistema de doctrinas de la gracia, que nuestras convicciones son transformadas por el evangelio de Cristo ¿Ahora cómo viviremos?

Y es aquí donde el calvinismo, principal línea de pensamiento de la reforma – nos plantea una visión amplia y totalizadora de la injerencia de Dios en todos los asuntos de la existencia y la creación – se equivoca quien piensa que el cristianismo es un conjunto de rituales dominicales.
Una y otra vez, en su “institución de la religión cristiana”, Juan Calvino quiere dejar en claro que todo “se trata de la soberanía de Dios” no es que Dios esté tratando de salvar sólo almas; él está en el plan de redimir todas las cosas en Cristo.
Y es con esa convicción, de que la vida entera y en todas sus esferas ha de rendirse al señorío de Jesucristo, con la cual hemos de vivir vidas piadosas – haciendo justicia, amando misericordia y dependiendo de Dios como nuestro SEÑOR.

Todavía resuena en mis oídos, y quizá en los de muchos, aquellas predicaciones apasionadas en las cuales se nos decía “apártese del mundo, tenga cuidado – no se ocupe de lo terrenal más que de lo espiritual”
Era una forma común de hablar y muchos asentíamos ante tales llamados a la devoción cristiana – pero como las ideas siempre tienen consecuencias, no tardaron en manifestarse las implicaciones de éstas.

·         ¿Significa entonces que el cristiano no ha de ocuparse en nada terrenal?
·         ¿Quiere decir que el mundo es un obstáculo para la fe cristiana?
·         ¿Habremos de separarnos de toda esfera de la vida cotidiana para ser más piadosos?
·         ¿Debemos renunciar a lo “secular” para dedicarnos sólo a lo espiritual?

¿CÓMO VIVE ENTONCES EL CRISTIANO EN EL MUNDO?
Sabemos que un hijo de Dios no ha de AMOLDARSE al mundo – entendiendo “el mundo” como el sistema de valores distorsionados tras la caída, como el esquema de vida opuesto a la verdad de Dios, como la vana manera de vivir característica por su vanidad, hedonismo e injusticia.

“No se amolden al MUNDO actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Rom 12:2 NVI)

Es a este sistema contrario a la voluntad de DIOS, presente en la cultura, en las instituciones humanas, en los modelos educativos, en las filosofías no bíblicas en los estilos de vida – al cual debemos combatir con la verdad de DIOS.

Pero, un hijo de Dios, aunque no ha de AMOLDARSE al mundo, no puede aislarse del MUNDO – entendiendo ahora, “el mundo” como la esfera en la cual ocurren nuestras vidas, la realidad en la cual “vivimos, y nos movemos, y somos” – de aquí NO podemos y NO debemos aislarnos.

Y entonces necesitamos recordar lo que el apóstol Pablo dijo alguna vez a los hermanos de Corinto:

Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales. Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este MUNDO, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este MUNDO. Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer”
(1Co 5:9-11 NVI)

Entonces, el cristiano – ha de evitar amoldarse al mundo, pero no puede salirse del mundo.

En octubre del 2015, el R. Sínodo de la Península formuló la declaración de fe “Señor de los mundos”, que además ha sido adoptada desde el 2016 por el Seminario Teológico Presbiteriano “San Pablo” como su declaración de fe - de la cual cito lo concerniente a este tema:

“Creemos y confesamos que el mundo es el escenario en el cual Dios ha decidido desplegar las riquezas de su gracia para con los elegidos. Consideramos al mundo como el sistema de vida con motivos y pensamientos corrompidos, antagónico a la verdad del evangelio, y con todo, en proceso de ser redimido y transformado por la verdad, el poder y la gracia de Jesucristo quien es Señor de cielo y tierra y se ha propuesto hacer nuevas todas las cosas. De manera que la iglesia no debe amoldarse al mundo, pero sí alumbrar al mundo, no esconderse del mundo, pero sí distinguirse del mundo; pues es en este mundo donde el Reino de Dios debe ser proclamado y extendido”

Estamos hablando de vivir en este mundo de manera CONTRACULTURAL.

“Creemos y confesamos que la cultura es lo que resulta de la interacción de gente creada a la imagen de Dios con el mundo que Dios creó. Que siempre que esta interacción involucre a hombres y mujeres no redimidos, producirá engaño, destrucción y caos. Pero cuando los redimidos de Jesucristo como embajadores del Reino de Dios ejercen la cultura, se producirán destellos de verdad, justicia y belleza para alabanza de la Gloria de Dios y como anticipo de la redención gloriosa que imperará en los cielos nuevos y tierra nueva”

Entonces, los creyentes en Jesucristo han de ejercer su compromiso con la religión cristiana NO amoldándose al mundo – como sistema de vida, pero entendiendo que no podemos salir del mundo – como esfera de vida.

Incluso, estamos llamados a alumbrar al MUNDO; bajo el entendido de que el Reino de Dios ha venido a nosotros en Cristo – y que los cristianos son “ciudadanos de los cielos” - entonces, el reino de Dios debe ser notorio donde quiera que esté presente la iglesia del Señor Jesucristo.

Creemos y confesamos que el reino de Dios es el gobierno soberano, redentivo y bendito de Dios inaugurado con la obra de Jesucristo, que hasta ahora sigue extendiéndose por medio de la Iglesia y la proclamación del evangelio en el poder del Espíritu Santo hasta el día en que el número de los elegidos sea reunido ante el trono del Señor. Y hasta la venida de Cristo, el Reino de Dios es evidente en el mundo por la verdad, la justicia, la pureza y la bondad que practica, promueve y defiende la Iglesia, que está llamada a ser luz y sal del mundo.

Se nos plantea la pregunta: ¿Podemos vincular el desarrollo y el avance con el compromiso religioso de manera legítima? ¿Pueden el progreso humano y el compromiso religioso ir de la mano?
La respuesta es SÍ, de hecho, es a partir de la reforma, de 500 años hasta nuestra época que el progreso humano es evidente gracias a la cosmovisión reformada llevada a la vida práctica de los creyente – el escritor Vishal Mangalwaldi, en su obra titulada ”El libro que le dio forma a tu mundo” plantea cómo se ha difundido el mito de que el renacimiento trajo como consecuencia a la reforma protestante, pero que en realidad fue al revés; la cosmovisión bíblica, impulsada por la reforma, trajo como consecuencia el progreso científico, industrial e intelectual que se le imputa al renacimiento– es a partir de la reforma, que se dan los grandes avances y el desarrollo de la literatura, la ciencia, los idiomas, las instituciones.
NO es casualidad que la primera universidad pública fue fundada en la Ginebra reformada – que los mejores relojes y chocolates provinieron de una Suiza reformada.

Cuando los creyentes entienden que todo hijo de Dios es un sacerdote al servicio de Cristo, cuando se barre con la distinción entre “laicos” y “élite clerical”, se termina viendo a todas las vocaciones y a cada esfera de la vida bajo la soberanía de Dios.
Y es por eso mismo que la iglesia no sólo construyó templos sino también hospitales y escuelas -  porque se entendió que la conversión a Cristo es total; no sólo del alma sino de la vida entera, en todas sus facetas y circunstancias.
Es bajo estos principios que la reforma enfatizó la doctrina del “sacerdocio universal de los creyentes” – la concepción de que cada hijo de Dios, cada redimido de Cristo es un sacerdote del Altísimo.
Esto anula el pensamiento dualista que hace ver sólo a la cúpula clerical como los consagrados al servicio de Dios, como los que pueden servir a Dios de tiempo completo – el sacerdocio universal de los creyentes establece que todo hijo de Dios ha de verse como un ministro de Jesucristo, haciendo todas las cosas para la gloria de Dios.

Y es por eso que no sólo la política es una esfera de legítima participación cristiana, sino una de tantas – hemos de reclamar para la gloria de Dios las artes, el comercio, las comunicaciones, la ciencia, la educación, el gobierno – porque Jesús es el SEÑOR de todo.
Hemos de abandonar aquel pensamiento de que el diablo gobierna al mundo – llevar a la práctica lo que versa el conocido himno: “El mundo es de mi Dios – aunque infernal parezca el mal, mi Padre Dios es REY”

Y por eso, cada creyente debe ver el ministerio como algo más grande que lo que ocurre el domingo en el templo.
Qué diferencia haría el demoler aquel dualismo que separa lo sagrado de lo "secular" y ejerciéramos nuestra vocación como embajadores del reino de Dios...

Tendríamos INGENIEROS que entregaran las obras a tiempo, sin usar materiales de baja calidad y responsabilizándose de las anomalías de la obra.
Tendríamos DOCTORES que trataran al paciente con dignidad y no como a un cliente.
Tendríamos PLOMEROS Y MECÁNICOS que harían su trabajo con honestidad, cobrando por las piezas que realmente cambiaron, acabando a tiempo su encargo.
Tendríamos MAESTROS que realmente desafiaran a las mentes, que inculcaran la verdad por encima de todo relativismo.
Tendríamos CARNICEROS cuyos kilos de carne sí pesaran mil gramos y cuyo producto no atentara contra la salud de los consumidores.
Tendríamos ABOGADOS Y LICENCIADOS que no se vendieran al mejor postor, que no hicieran tranzas para ganar un juicio, sino que defendieran la justicia por encima de todo.
Tendríamos DIPUTADOS Y GOBERNANTES que emitieran leyes apropiadas, sin tráfico de influencias ni enriquecimiento ilícito.
Tendríamos POLICÍAS y SOLDADOS que en vez de inspirar miedo y desconfianza inspiraran seguridad - que no se vendieran al narcotráfico y el secuestro, sino que protegieran a los ciudadanos en contra del crimen y la inseguridad.

Y sea cual sea el oficio, habría justicia, honestidad, misericordia, amabilidad, responsabilidad, solidaridad y cortesía en ese taller, oficina, negocio o dependencia - y el reino de Dios sería notorio por las obras de los santos.

¿Hasta qué punto debe llevar el creyente su compromiso religioso?
Hasta el punto de someter toda su vida a Cristo – no sólo los domingos, sino cada aspecto de su existencia sometido al dominio de Cristo.
Hasta el punto de no hacer distinciones entre lo sagrado y lo espiritual – hasta el punto de demoler todo dualismo y verse como sacerdote de Jesucristo, llamado a ser sal y luz para la alabanza de Dios.

Nuestro compromiso religioso es antitético al mundo como sistema de valores,
Pero ejercemos nuestro compromiso religioso EN el mundo, como esfera de existencia
Y debiéramos alumbrar al MUNDO con la verdad, la justicia y la belleza del REINO DE DIOS.

Que se sepa, que se entienda bien; que nuestro Dios no está confinado a un nicho, no se conforma con un pedacito de nuestro corazón – que no es señor del día domingo nadamás.
Que se sepa y que se entienda que adoramos al Soberano Señor de los mundos y que Él para siempre ha de reinar.

Declaración "Señor de los mundos"


DECLARACIÓN
SEÑOR DE LOS MUNDOS

Nosotros, el Respetable Sínodo de la Península de Yucatán de la INP de México, con apego a la Biblia y el anhelo de servir a Jesucristo, el Rey de reyes en el cuidado de la iglesia y la predicación del evangelio, creemos y confesamos las siguientes verdades:


EL REINO DE DIOS
Creemos y confesamos que el reino de Dios es el gobierno soberano, redentivo y bendito de Dios inaugurado con la obra de Jesucristo, que hasta ahora sigue extendiéndose por medio de la Iglesia y la proclamación del evangelio en el poder del Espíritu Santo hasta el día en que el número de los elegidos sea reunido ante el trono del Señor. Y hasta la venida de Cristo, el Reino de Dios  es evidente en el mundo por la verdad, la justicia, la pureza y la bondad que practica, promueve y defiende la Iglesia, que está llamada a ser luz y sal del mundo.

Salmo 22:27-28, Daniel 4:3,35 -  Marcos 1:14-15, Tito 2:11-13, Apocalipsis 11:15-17


EL MUNDO
Creemos y confesamos que el mundo es el escenario en el cual Dios ha decidido desplegar las riquezas de su gracia para con los elegidos. Consideramos al mundo como el sistema de vida con motivos y pensamientos corrompidos, antagónico a la verdad del evangelio, y con todo, en proceso de ser redimido y transformado por la verdad,  el poder y la gracia de Jesucristo quien es Señor de cielo y tierra y se ha propuesto hacer nuevas todas las cosas. De manera que la iglesia no debe amoldarse al mundo, pero sí alumbrar al mundo, no esconderse del mundo pero sí distinguirse del mundo; pues es en este mundo donde el Reino de Dios debe ser proclamado y extendido.

Mateo 5:13-16, Juan 15:18-19,  Juan 17:9-21, Juan 18:36-37, Romanos 12:2


LA CULTURA
Creemos y confesamos que la cultura es lo que resulta de la interacción de gente creada a la imagen de Dios con el mundo que Dios creó. Que siempre que esta interacción involucre a hombres y mujeres no redimidos, producirá engaño, destrucción y caos. Pero cuando los redimidos de Jesucristo como embajadores del Reino de Dios ejercen la cultura, se producirán destellos de verdad, justicia y belleza para alabanza de la Gloria de Dios y como anticipo de la redención gloriosa que imperará en los cielos nuevos y tierra nueva.

Deuteronomio 4:5-8, Lucas 3:12-15,  Efesios 6:5-9, Filipenses 4:8-9,  Colosenses 3:22-24


LA IGLESIA
Creemos y confesamos que la Iglesia es el conjunto de creyentes en Jesucristo de todos los tiempos y lugares, elegidos para salvación en el Hijo de Dios, unidos por la fe en el evangelio de la Gracia de Dios y mantenidos en la verdad y la santidad por el poder y obra del Espíritu Santo. Que se agrupa en comunidades locales de fe para ejercer su ministerio y celebrar la supremacía de Jesucristo, no centralizada en un edificio sino ejerciendo la comunión en Cristo, no haciendo acepción de personas sino anunciando la gracia de Dios; como una compañía de peregrinos camino a casa, una familia de hermanos en Cristo; la comunidad de aquellos que en santidad luchan contra el pecado, aman al perdido, interceden por el caído y viven para la gloria de Dios.

Gálatas 3:26-29, Efesios 4:3-6, 1 Pedro 2:9-10, Apocalipsis 5:9-10, Apocalipsis 7:9-17


EL MINISTERIO PASTORAL
Creemos y confesamos que el ministerio pastoral debe ser ejercido con todo sometimiento a la palabra y amor al cuerpo de Cristo por aquellos a quienes Dios ha llamado a servir en el liderazgo de la Iglesia, no como teniendo señorío sino apacentando a la grey de Dios con la mayor diligencia en el estudio de las escrituras, con el mejor cuidado de la doctrina, con la mayor ternura para con los creyentes en Cristo, con la correcta severidad para con los enemigos del evangelio, con la sana conciencia del mundo y la cultura y con la mejor disposición al servicio de Cristo y su Iglesia.

2 Corintios 11:28-29, 1 Timoteo 3:1-7, Hebreos 13:7,17 -  1 Timoteo 5:17, 1 Pedro 5:2-4


LA PREDICACIÓN
Creemos y confesamos que la predicación bíblica es el medio provisto por Dios, por el cual la Iglesia es informada de la verdad, nutrida espiritualmente, corregida amorosamente y exhortada a la vida piadosa, al mismo tiempo que el incrédulo es llamado al arrepentimiento y la fe en Jesucristo. No ha de fundarse en concepciones moralistas, ni provenir de actitudes legalistas, sino que debe ser proclamación de la verdad y de la gracia de Dios para con el pecador arrepentido. Y no se debiera escatimar en el esfuerzo de que la predicación sea expositiva, inteligible y pertinente para la edificación de la iglesia y la evangelización del mundo.

Gálatas 1:6-8, 1 Timoteo 4:6, 16 - 2 Timoteo 4:1-5, 2 Pedro 2:1-3, 1 Corintios 2:1-5


EL CULTO PÚBLICO
Creemos y confesamos que el culto público, es la celebración comunitaria de la vida y obra de Cristo, un medio de gracia para el creyente y anuncio del evangelio para el incrédulo.  Ésta celebración no es para satisfacción de las personas, sino para honrar a Dios de la forma en que él ha establecido que su pueblo le adore. Rechazamos pues, toda concepción del culto como consumismo y entretenimiento. Y anhelamos servir y honrar a Jesucristo con la adoración que él merece, en espíritu y en verdad.

Efesios 5:18-20, 1 Corintios 14:15,  Colosenses 3:16, 1 Corintios 14:24-26,  Hebreos 10:23-25


LA EVANGELIZACIÓN
Creemos y confesamos que la evangelización es la proclamación del evangelio de Jesucristo al mundo y la cultura en obediencia al mandato de “ir y hacer discípulos” en el anhelo, esperanza y confianza de que la fe viene  por el oír y el oír por la palabra de Dios. Rechazamos pues, la manipulación emocional y la confianza en los métodos humanos, pues la regeneración ocurre por obra del Espíritu Santo. Pero reconocemos la importancia de las relaciones, el testimonio, la oración y la comunión de la Iglesia en la tarea de proclamar la buena noticia del Evangelio. Considerando el evangelismo no como una actividad o evento sino como el estilo de vida de los creyentes en Cristo, como aquellos que han sido llamados para anunciar las virtudes de aquél que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Mateo 28:18-20, Romanos 10:14-17,  Santiago 2:14-18,  Hechos 2:38-39,  Romanos 1:16-17


¡Condesciende, Señor y Recibe el loor que tus hijos te dan!
¡Condesciende, Señor y reside, con nosotros por siempre jamás!

Mérida, Yucatán – Octubre 2015

sábado, 17 de junio de 2017

Los presbiterianismos disfuncionales


El camino del 31 de Octubre de 1517 en Alemania al presbiterianismo de México en el año 2017 no ha sido sencillo para la reforma. Tampoco el trayecto de la Ginebra de Calvino al presbiterianismo mexicano, que se denomina también calvinista, ha estado libre de dificultades y desatinos.
Podríamos decir que, a lo largo de la historia, el avance del presbiterianismo no ha sido necesariamente la asimilación del calvinismo como base doctrinal ni como ideología de vida.
Y es que, al analizar las diversas vertientes que el presbiterianismo como institución religiosa ha tomado a lo largo de sus ya casi 150 años en México (recordemos que en el 2022 se cumplirán esos 150 años) – no ha habido UN presbiterianismo, sino muchos “presbiterianismos”

La siguiente es una crónica de lo que podría denominarse “los presbiterianismos disfuncionales”

1.       Presbiterianismo de oposición católica
El que rompió con todo lo que se parecía al rito católico romano – el que quizá se reduce a una simple confesión de fe: “soy cristiano porque ya no soy católico” – es el presbiterianismo que vio la conversión como el salir de Roma, que miró con cautela y muchas veces condenó el uso de vestimentas clericales, la adopción del calendario litúrgico. El presbiterianismo que prohibió la inclusión de íconos y arte cristianos, que hizo hasta de la cruz un símbolo prohibido - y evitó a toda costa el uso de términos como “eucaristía”, “religión” y “catequesis” sólo porque “parecen católicos”
Es el presbiterianismo que, aunque se deshizo de los rituales y fórmulas católico-romanas, formuló los propios, creando costumbrismos que se volvieron normas: la casi veneración de los templos, la visión del pastor cual sacerdote mediador y una especie de fetichismo respecto a las cosas “consagradas” para Dios como mesas, manteles, bancas, flores, etc…

Es de notar, que hemos dado un paso adelante, precisamente el año pasado, cuando quizá por vez primera la INPM se unió en un frente común con otras organizaciones civiles y asociaciones religiosas al levantar la voz en contra de las leyes que favorecen el matrimonio igualitario – el hecho de que muchas de esas organizaciones sean de credo católico-romano y que la INPM no por eso haya dejado de participar sino que promovió la movilización de los presbiterianos habla de un avance en la demolición de los miedos hacia aquello que tenga relación con Roma. Quizá haya que seguir aplicando aquella máxima de Agustín de Hipona “In necesariis unitas, in dubiis libertas, in ómnibus caritas” (en lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad)

2.       Presbiterianismo de oportunismo político
El que sirvió como contrapeso al poder de la iglesia católica en las épocas de Benito Juárez y Porfirio Díaz, el que dio albergue a miembros de logias masónicas con tal de posicionarse en puntos estratégicos de la sociedad y la política, el mismo que se pone de moda cada vez que hay campañas electorales como una especie de acuerdo en el cual ambas partes salen ganando – el candidato o el político recibe apoyo electoral y la iglesia recibe apoyos para construcción, trámites gubernamentales o diversas gestiones administrativas.

3.       Presbiterianismo de activismo templocéntrico
Es aquel en el cual se mide la “consagración” de un miembro por el grado de involucramiento que éste tiene en las diversas actividades de la iglesia.
Esto lleva a la iglesia a ser una promotora de actividades diversas, para toda la familia y sectores particulares – reuniones, eventos, torneos, festejos, reuniones, etc.
Es en el cual se mira el calendario y se llenan los días con el mayor número de actividades; porque parte de la suposición de que una iglesia muy activa es una iglesia viva.
En este mismo tenor, el enfoque principal es la asistencia al templo, haciendo del ministerio un asunto de estrategias de convocatoria y propiciando una religión de consumismo – donde los asistentes se preguntan ¿Qué va a haber hoy en el templo?
Éste mismo enfoque, ha favorecido quizá más que ningún otro, la concepción dualista de la vida cristiana – haciendo énfasis en la reverencia dentro del templo, el “respeto a la casa de Dios” – educando a los niños a no mascar chicle ni hacer ruido en el templo – exhortando a las damas a no usar pantalones para venir al templo – pero imprimiendo poco o nulo interés en la vida “secular” – incluso llamando al creyente a apartarse de los asuntos “terrenales” para ser fiel participante en el activismo del templo.

4.       Presbiterianismo de importación
Me refiero a aquel que mira lo proveniente del extranjero como mejor, superior, correcto e incluso normativo; sólo por venir del extranjero.
Será que por esta concepción se copió la vestimenta de los pastores norteamericanos y el saco y la corbata se volvió la ropa clerical de los pastores presbiterianos incluso en los lugares de calor extremo del país.
Es bajo ésta línea de pensamiento que nuestros himnos contienen principalmente tonadas de la himnología Europea y Norteamericana y poco énfasis se ha hecho en una liturgia más folclórica o autóctona – quizá por esto mismo se asumió que la música sacra había de ser tocada sólo con órgano o piano y se produjeron debates y grandes controversias alrededor del uso de panderos, guitarras, acordeones  e incluso; aplausos – pues era romper con las tradiciones importadas.
Es así mismo como se adopta, sin cuestionamientos ni escrutinio – las propuestas teológicas traídas por teólogos europeos, coreanos y norteamericanos – pensando que ellos “van delante de nosotros”, asumiendo que todos los seminarios son igualmente buenos y si son extranjeros, siempre son mejores – y por lo tanto si un extranjero promueve doctrinas novedosas, comulga con la teología de la liberación, la teología feminista o la teología gay, recibe aprobación sin objeción alguna, sólo por el hecho de ser extranjero.

Aquí, cabe señalar que, históricamente hablando, la INPM ha tenido que poner límites a la injerencia extranjera haciendo valer su facultad de autodeterminación como denominación ante los hermanos de otras naciones.
El último ejemplo de ello ocurrió apenas en el año 2011 en el cual, la decisión del Concilio de la RAG reunido del 17-19 de agosto en Xonacatlán, Estado de México eliminó la posibilidad de la ordenación de mujeres – lo cual significó una ruptura con la denominación presbiteriana mayoritaria de EUA (la PCUSA) – demostrando que no seguiríamos como denominación la misma senda del error en la que han caído el presbiterianismo de Europa y Estados Unidos ante la teología feminista, que se fundamenta en premisas liberales y neo-paganas.
Y es que no por tener acento inglés o europeo, el error doctrinal es menos grave – ha de ser la “sola escritura” el filtro por el cual se haga pasar toda enseñanza y la norma por la cual se ha de evaluar su veracidad y ortodoxia.

5.       Presbiterianismo de patrocinio extranjero.
El cual ha visto los recursos del extranjero como la principal fuente de sostenimiento de la obra – es bajo este esquema, que llegamos a tener dificultades para ser una denominación autosostenible. Obreros, iglesias e instituciones dependieron por décadas de los subsidios del extranjero y crearon una cultura de dependencia, incluso de pasividad – la iglesia mexicana no se ve como misionera porque se acostumbró a recibir y depender de las misiones extranjeras – y revertir esa situación demandará disciplina y solidaridad con la obra de Dios.
Los recientes proyectos de plantación de iglesias en lugares donde el presbiterianismo es poco o nulo, son loables esfuerzos por incentivar la plantación de iglesias en México con ministros mexicanos y recursos de la misma iglesia mexicana – y haremos esto no por alentar un orgullo nacionalista, sino en la intención de pasar de la pasividad a la movilización en la plantación de iglesias y entendimiento del evangelio, pues habiendo recibido tanto, es ahora tiempo de que nosotros demos e invirtamos en las misiones con la misma pasión y amor con que otros nos bendijeron en el pasado.

6.       Presbiterianismo de segmentación interna.
Habiendo llegado a México en la época de la construcción de las instituciones de la nación, el presbiterianismo requirió una estructura organizacional – y desde sus inicios tal institucionalidad se construyó bajo el modelo de sociedades – agrupaciones de miembros de iglesia basadas en la edad común o el género – intermedios, jóvenes, femenil y varonil.
Tales organizaciones, se pretendía que fueran oportunidades de movilizar a la iglesia en su ministerio – pero décadas después podemos reconocer que en la mayoría de los casos crearon complejas relaciones institucionales hacia adentro de la iglesia local – sistemas en competencia; siguiendo la agenda particular de cada sociedad; iglesias dentro de iglesias que acabaron por imponer una visión segmentada de la comunidad de fe – originalmente eran modelos alternativos – opcionales, que no obligatorios – pero ahora no hablamos de opciones, o modelos sino de estructuras OBLIGADAS en el imaginario de la iglesia local, de manera que los medios se convirtieron en fines – y hoy tenemos muchos casos de sociedades pugnando por la subsistencia de sus estructuras y resistiéndose a una reingeniería o revisión de sus fundamentos. Cosa rara, pues uno de los principales personajes de este modelo de sociedades, el Reverendo Francis E. Clark – fundado del esfuerzo cristiano, dijo alguna vez que “los modelos cambian, pero los principios son eternos” ¿Por qué entonces es tan difícil revisar un modelo?
Hoy más que nunca necesitamos NO una segmentación de la iglesia sino una identidad de pueblo, de familia, de pertenencia; pero costará despojarnos del celo que se tiene por un voto, por un estandarte o por un lema y buscar alternativas pertinentes de organización más de acuerdo a las situaciones de la época – “porque los modelos cambian, pero los principios son eternos”

7.       Presbiterianismo de doctrina nebulosa.
Ya sea porque se descuidó la catequesis y se cayó en ambigüedad y error doctrinales, o porque se promovió la repetición de credos y confesiones que fueron memorizados con suma disciplina, pero no fueron articulados en la vida cotidiana – ambos casos, significan una doctrina nebulosa.
Es por muchos conocido, que a lo largo de los años, el presbiterianismo usó estrategias que contradecían las doctrinas de la gracia; estrategias basadas en el evangelicalismo arminiano, promoviendo principalmente el “desicionismo” como base de la seguridad de salvación.
Que el dispensacionalismo se enseñó en tantos y tantos púlpitos no es novedad, tristemente los recursos teológicos eran escasos en épocas pasadas – hoy sabemos que la gran influencia del dispensacionalismo se debió a que la primera Biblia de estudio en castellano a la que tuvieron acceso nuestros pastores fue la biblia anotada de Scofield, de teología dispensacional.
Que la alegorización, la espiritualización y cantidades inmensas de falacias exegéticas han estado presentes durante mucho tiempo, afectando la interpretación de las escrituras – esto es verdad también.
Pero también es verdad que muchas veces se quiso cuidar la doctrina por medio de la repetición mecánica de preguntas y artículos de fe – y es así como muchos aprendieron respuestas a cada pregunta planteada en los catecismos heredados de la reforma – se aprendieron los conceptos “pecado original”, “justificación”, “predestinación” y otros tantos tecnicismos -  pero en la vida práctica, en la toma de decisiones, en la devoción cotidiana, la doctrina muchas veces fue nebulosamente inoperante.

Es aquí donde los egresados del Seminario Teológico Presbiteriano “San Pablo” sabemos que hemos sido afortunados al haber recibido instrucción y formación en están institución – y damos gracias por el esfuerzo que el Sínodo de la Península y los presbiterios que lo componen han mantenido en hacer de ésta casa de estudios un lugar en el cual erudición y sencillez no son opuestos; un lugar donde todavía se lee la biblia bajo la premisa de que ES la palabra de Dios – un lugar donde Dios no es concebido como un objeto de estudio más, sino EL objeto único de adoración – un lugar en el cual la ortodoxia y la sana doctrina no son disciplinas para gente intelectual sino para la vida cotidiana – y por eso mismo hemos de cuidar éste bastión de la iglesia, hemos de asegurarnos de que mantenga en alto los fundamentos de la fe cristiana y la herencia reformada – y hemos de hacerlo sin vacilar ante el posmodernismo, el deconstuccionismo, el relativismo, el postestructuralismo, el liberalismo teológico y tantas otras corrientes que parecen rimbombantes formas de erudición pero no son más que desviaciones de la verdad.


CONCLUSIONES:
NO hermanos, no es lo mismo – el avance del presbiterianismo NO ha sido igualmente el avance de la reforma. Pero al hablar así, al señalar estas situaciones; lo hago como presbiteriano de tercera generación – consciente de que hablo de la fe de mis abuelos y la devoción de mis padres – y entiendo que todos éstos desvaríos y anomalías no fueron causados con alevosía, ni dolo, ni intenciones malévolas.
Entiendo que el corazón de muchos fue sincero, que el compromiso de generaciones pasadas fue de buena fe y que se hizo lo que se pudo con lo que se tenía disponible entonces.

Al hacer una evaluación realista y crítica de nuestro pasado, no hemos de hacerla con celo inquisidor buscando culpables para llevarlos a la hoguera y hacerlos arder en las llamas de la arrogancia y el desprecio.
No hemos tampoco de apropiarnos de una actitud de víctimas, asumiendo que es demasiado tarde para enmendar lo que ha salido mal.
Debemos, primero que nada, dar gracias a Dios; nuestro Dios soberano y providente que ha sostenido en su jornada de apenas siglo y medio al presbiterianismo mexicano – por medio de creyentes fieles y muchas veces a pesar de los creyentes.

Debemos considerar cuan misericordioso, fiel y proveedor ha sido el gran Pastor de las Ovejas, que a pesar de tantas limitaciones, de tanta ignorancia, de tanta oposición; ha mantenido siempre un remanente de creyentes – porque no todo ha sido error; hubo también pastores comprometidos con la sana doctrina y la exposición clara y desafiante de las escrituras – siempre hubo entre nosotros líderes que tuvieron una visión apropiada de la iglesia – siempre hubo también creyentes que se despojaron de sí mismos para servir, y que ofrendaron generosamente sus vidas y sus posesiones para el avance de la obra presbiteriana – hubo siempre un remanente de creyentes que no divorciaron la devoción dominical de la vida cotidiana -  el que sean nombres desconocidos, fieles anónimos para nosotros, no quita el hecho de que su vida y legado sea menos importante.

Si hemos de hacer un diagnóstico así de realista y crítico NO ha de ser para mofarnos de quienes nos precedieron, no ha de ser para vernos superiores a las generaciones pasadas con aires de arrogancia – ha de ser para honrar a Dios y darle gracias – ha de ser para marcar este momento en la historia que nos ha tocado vivir con la frase “Ebenezer – hasta aquí nos ayudó el Señor”


Y habremos de seguir adelante, guardando la fe, haciendo discípulos, cuidando la doctrina, demoliendo el dualismo - esperando que el presbiterianismo que hoy tiene kilómetros de extensión pero centímetros de profundidad, se reforme día a día, se ciña de aquel lema que hemos heredado “La iglesia reformada, siempre reformándose” – y entonces, a 500 años de las 95 tesis, y a casi 150 años de presbiterianismo en México, más que nunca tengamos vidas que honren los fundamentos “Solo la escritura, sólo por gracia, sólo Cristo, sólo por fe – Sólo a Dios la gloria”

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Reflexiones presentadas por Samuel Hernández Clemente
en el Congreso Teológico "La centralidad de la Biblia a 500 años del despertar de la reforma"
organizado por el R. Sínodo de la Península de Yucatán, de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México
Mérida, Yucatán 17 de Junio del 2017

sábado, 3 de junio de 2017

Cada miembro de la Iglesia cuida su A.N.D.A.R.


En la iglesia donde tengo el privilegio de ser pastor, tenemos un acrónimo que resume los compromisos de cada miembro de la iglesia - puesto que debemos animarnos unos a otros al amor y a las buenas obras, la guía devocional del mes de Junio/2017 es un recordatorio de éstas disciplinas y tareas que son parte del ser miembro de una iglesia local.

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Adorar
Congregarme con mis hermanos, participar activamente en el canto congregacional, la lectura de la Biblia, la oración ferviente, la ofrenda gozosa, la atención a la predicación; consagrar mi mente y mi vida a Cristo. Ser más que un asistente; un participante de la adoración junto a mis hermanos y un agente de bendición para mi iglesia.
Salmo 95:1-3, Hebreos 10:25, Efesios 5:19-20
Nutrirme
Administrar mi tiempo durante la semana para participar del estudio diligente de la Biblia, la meditación en la voluntad de Dios y la oración.
Apartarme de distracciones mundanas y el entretenimiento carnal; hacer morir las obras de la carne por el poder del Espíritu Santo.
Romanos 8:5-8, Efesios 5:15-17, 2 Pedro 3:18
Diezmar
Reconocer la fidelidad de Dios y su generosidad apartando una décima parte de mis ingresos y ofrendándolos con gratitud y gozo a mi iglesia; no para recibir más sino por lo que ya he recibido por gracia, no para pagar las bendiciones sino para agradecerlas y vivir en contentamiento sabiendo que todo viene de Dios.
2 Corintios 9:6-8, Malaquías 3:10, Deuteronomio 16:17
Ayudar
Usar mis habilidades, talentos, dones, palabras, oraciones, consejos y opiniones para ser una influencia positiva y edificante en mi iglesia. Abstenerme de la murmuración, del chisme, de la calumnia, de la rebeldía, de la burla y de toda actitud que en vez de edificar y contribuir al bien de  mis hermanos destruya y entorpezca la armonía y crecimiento de mi iglesia.
Efesios 4:11-12, Filipenses 2:2-4, Efesios 4:29-32
Reconciliar
Apropiarme de la responsabilidad de testificar con mi ejemplo y mis palabras a la gente cercana a mí, aprovechando intencionalmente cada conversación y momento de convivencia con los no creyentes para hablarles de Cristo, invitarlos a mi iglesia, ofrecerles ayuda y oración y todo lo que pueda llevarles al arrepentimiento y la fe en Jesucristo.
Mateo 5:15-16, 1 Pedro 3:15, 2 Corintios 5:20