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Original de Vernon Whaley “Called to Worship” Cap. 1 / Traducido por Samuel H.C.
Original de Vernon Whaley “Called to Worship” Cap. 1 / Traducido por Samuel H.C.
Pareciera que apenas
fue ayer; mi hermano Rodney y yo permanecíamos fuera de la casita de nuestro
perra Chena, una Husky siberiana luego de haber traído a la vida a una camada
de seis pequeños cachorros.
A nuestros once y
trece años, no teníamos idea de que la naturaleza simplemente estaba siguiendo
un proceso normal ordenado por Dios. Pero la intuición nos dijo que estábamos
presenciando un milagro.
No tuvimos
absolutamente nada que ver con este fenómeno. No pudimos causar ni prevenir los
nacimientos de estos bebés caninos. Pero pudimos ser testigos: Chena nos
permitió mirar. Y en su presencia, fuimos testigos presenciales del
impresionante acontecimiento que es el nacimiento.
En
su libro “La historia de Dios”, Anne Graham Lotz usa el término testigo
ocular al explicar cómo Dios creó el mundo: "¿Quién fue el testigo
ocular de la Creación?", Escribió. “¡La respuesta simple pero asombrosa es
Dios mismo!” Dios fue quien escribió, contó y representó el drama. Él mismo
desarrolló la trama, la prosa, los personajes y la tensión dramática de un
guión colocado en su corazón mucho antes del comienzo de la creación. Y como el
mejor narrador de historias, solo Él es responsable del ritmo y la continuidad
de la historia. También es el único con autoridad para editar el manuscrito.
Cuando
Dios comenzó a presentar la trama de su historia eterna en el primer libro de
la Biblia, se reveló una estrategia llamada revelación: Dios inició la
tarea de revelarse al hombre a través de la Creación. Dio un testimonio ocular
de primera mano, respecto a los acontecimientos y abrió las ventanas del cielo
para revelar su gloria, carácter, amor y sabiduría para que podamos conocerlo. Nuestra
respuesta instintiva al conocer a Dios personalmente es la adoración. Y
la adoración es su plan estratégico para toda la creación.
En
el libro de Génesis, Dios comenzó a mostrarnos cómo Dios nos mueve a la
adoración a partir de su revelación - La obra de revelación de Dios se presentó
por primera vez en la Creación; se cumplió a través del Hijo de Dios, Jesús; y
se perfeccionará cuando los santos de todas las edades se unan en adoración
alrededor del trono del cielo.
De
principio a fin, Dios se involucra en la tarea. Él Dividió su trabajo creativo
en días y tiempo, proporcionando así estructura. Elaboró su tapicería
artística con cuidado, color y detalle,
proporcionando maravilla y asombro.
Dios
desarrolló un marco para hacerse conocer más claramente por el corazón y la
mente humanos y, al hacerlo, proveyó una relación. Él dio ejemplo para la
adoración al proclamar la aprobación de su propia obra. Luego dio tiempo para
el reposo, la contemplación, la restauración y la respuesta, y nos dio un
modelo para la adoración. El relato de la Creación es, de hecho, el llamado de
Dios a la adoración, porque en él, Dios nos revela su persona, presencia,
poder, plan y propósito.
La PERSONA
de Dios revelada.
A
riesgo de minimizar el relato de la Creación, debo señalar que Génesis no fue
escrito principalmente para explicar cómo Dios creó el universo. Más bien, su
propósito, ante todo, es revelar a la persona de Dios.
Dios
se define primero como el Creador, o "el que hizo algo de la nada". ¿Pero
quién es este Creador, esta Persona? Es Elohim: el Dios Altísimo: el
todopoderoso, un único Creador, el Dios del cielo, el Santo, el justo soberano.
Ya
que Dios es creativo, su primer acto fue crear: Él nos formó a su imagen y
colocó dentro de nosotros el deseo de conocerlo, tener comunión con él, amarlo
supremamente y adorarlo. Continuó revelándose a sí mismo como sustentador,
dador de vida, proveedor, compañero y cuidador de toda la creación – cimentando
así la relación que desea tener con su mejor producto: la humanidad.
Dios
reveló su amor con la misma sencillez con que la tierra gira alrededor del sol,
las aves vuelan y los animales procrean. Él demostró su divinidad al crear todo
lo que hay, sin solicitar ayuda de ningún otro ser, ángel o espíritu. Mostró su
conocimiento mientras elaboraba todas las cosas para trabajar en conjunto sin
problemas, en perfecta armonía. Y muestra diariamente su habilidad
arquitectónica a medida que la naturaleza continúa funcionando de acuerdo con
su plan sagrado y global.
Dios
creó a partir de un acto de su libre voluntad. Nada en el universo le ordenó:
"Ponte a crear". Ninguna agenda oculta o motivo lo presionó a hacer
su trabajo. Él no construyó el cosmos para satisfacer una necesidad interna,
para volverse más Dios o más poderoso. Dios está completo en y de sí mismo. No
tuvo que pedir permiso para producir, no lo necesitaba. Y no fue necesario
solicitar financiamiento para llevar a cabo Su acto de creación: Él ya lo posee
todo. No buscó consejo sobre la altura, profundidad o amplitud de su
construcción. Ya sabía lo que quería hacer: quería crear. ¿Pero por qué? Dios
creó para establecer una relación con aquellos que son como Él (ver
Génesis 1:26), y porque Él nos ama, y nos amó, incluso antes de que naciéramos. Él
quiere revelarse a sí mismo como Amante de nuestras almas.
Entonces,
este Dios que nos creó para revelarse a nosotros mismos, hizo exactamente eso
al usar la creación de su autoría para mostrarnos su plan y propósito para la
vida. Es como si levantara en alto un gran anuncio luminoso que dijera: ¡MIRA
LO QUE DIOS HA HECHO! ¿Por qué? Porque quería que supiéramos que Él está allí.
La PRESENCIA
de Dios revelada
Mi esposa y yo vivimos
durante varios años en Pensacola, Florida. Las paradisiacas aguas azules del
Golfo de México proporcionan un telón de fondo para la majestad de Dios en
movimiento. Nada es más impresionante que pararse en un muelle en una noche de
luna, sentir el viento soplar sobre el agua, observar las olas y las estrellas,
y disfrutar de la presencia de Dios. No importa donde estés, Él parece
susurrar, “Mi presencia también está aquí”.
Desde
el principio, la Biblia nos dice: "El Espíritu de Dios se movía sobre
el agua" (Gen. 1:2). Aunque la tierra no tenía forma y estaba vacía,
Dios estaba ocupado. El universo era estático, pero su Espíritu no lo era. No
estaba esperando una aprobación administrativa para tomar un papel activo en el
gran momento definitorio de la historia. Estaba en movimiento Incluso en la
oscuridad, Dios estaba haciendo Su presencia conocida.
Si
bien, no podemos ver el Espíritu de Dios, podemos sentir su presencia. Y así
como su Espíritu se movió a través de las aguas, su presencia hoy demuestra que
aún se está moviendo, siempre trabajando, participando plenamente y llevando a
cabo su plan para estar con su creación. En un momento de tiempo, Dios revela
su presencia. ¿Por qué? Porque Él quiere estar con nosotros.
¿Cómo
se aplica esto a nuestra adoración? Sin su presencia no adoraremos. Pero cuando
Dios está con nosotros, cuando Él está presente, la adoración es nuestra
respuesta inmediata. Y cuando respondemos a Su cercanía con la adoración,
podemos comenzar a conocerlo a Él personalmente y a sentir y entender Su poder.
El PODER
de Dios revelado
¿Qué
tan poderoso es Dios? - Él podría haber hundido su dedo y forjado un valle o cavar
de la nada un gran río. Podría haber enviado un viento celestial para impulsar
Sus estrellas brillantes a través del cielo, o reunir moléculas de otra galaxia
para dar forma y multiplicar a los animales. Podría haber usado todo tipo de
artilugios llamativos y fuegos artificiales llamativos, incluso una gran
explosión, para crear. Sin embargo, él eligió no hacerlo. En cambio, Él simplemente
habló. "Y sucedió" (Gén.1:9, 11, 15, 24, 30).
Apareció
la vida porque hay poder en la misma voz de Dios, y a través de la voz creativa
de Dios, podemos ver la magnitud de Su poder. La voz que habló en la Creación
fue la misma que dijo: "Serpiente, estás maldita". Más tarde,
esta voz llamó a Moisés desde una zarza ardiente y luego esculpió en piedra los
mandamientos para que todos los humanos obedecieran. Más tarde, la misma voz
anunció: "Este es mi Hijo amado" (Mat. 3:17), identificando para
siempre a Jesús como aquel a quien se debe adorar. Y es la voz de Dios que un
día declarará: "El tiempo ya no existe".
Hoy
la voz de Dios susurra paz a nuestros corazones junto a la cama de un santo moribundo.
Del mismo modo, susurra: "Venid a mí" (Mat. 11:28) y ofrece
descanso. Pero antes de todo esto, con el poder soberano de su voz, Dios creó
un mundo.
Que
Dios haya dado vida a las cosas por medio de su palabra no es menos
significativo que el hecho de que Él creó de la nada. Al hablar, Dios confirmó
las palabras de Su boca como autoridad absoluta. Al hablar, Él demuestra Su
suprema autosuficiencia y autodeterminación. Todas las cosas existen "por
su poder" Pablo escribió que "todas las cosas fueron creadas, cosas
en el cielo y en la tierra, cosas visibles e invisibles, todos los poderes,
autoridades, señores y gobernantes... Él estaba allí antes de que se hiciera
algo, y todas las cosas subsisten gracias a Él" (Col. 1:16–17).
Considere
la secuencia de esta cadena de acciones soberanas en Génesis 1: Dios dijo;
Dios hizo, Dios nombró(llamó), Dios vio; y Dios bendijo.
Dios
dijo:
·
"Que haya luz".
·
"Que haya cielo".
·
"Que haya luces en el cielo".
·
"Que haya plantas".
·
“Que haya peces en el mar y pájaros en el aire”.
·
“Que
haya animales”. Y, finalmente,
·
"Que haya humanos".
Y así sucedió…
Entonces
Dios hizo - Hizo el aire y colocó agua tanto arriba como
abajo. Hizo el sol para el día, la luna para la noche y las estrellas
para brillar ante los ojos asombrados de los niños. Hizo a cada ave y su
peculiar canción, hizo a todos los animales; grandes y pequeños, y ordenó que cada
uno produjera más como de su misma especia. Dios lo hizo.
Luego Dios nombró
- ¿Alguna vez ha notado con qué frecuencia nos fijamos para ver dónde se hacen
nuestras prendas de vestir, automóviles, muebles y otros bienes de consumo?
Esto se debe a que valoramos mucho dónde y cómo se fabrican estos productos.
Algunas prendas muestran con orgullo "Made in China" o "Made in
America".
Ciertos
automóviles "made in Japan" o "made in Germany" evidencian
una buena manufacturación. Las etiquetas de los muebles que declaran
"Hecho en el país Amish" implican una fabricación de calidad. Etiquetamos
nuestra mercancía para hacer notar su mano de obra superior y para indicar su
valor.
Cuando
nuestro Creador estampó "Hecho por Dios" en Su creación, Él
garantizó una mano de obra incomparable y dio gran valor a lo que Él creó. Él autografió
sus obras con su propia mano. Y Él afirma su trabajo con una garantía que
durará más que las edades.
Dios
revela su estima por su obra al proporcionar nombres. Proporcionan identidad y
designan propósito y función. Los
nombres son importantes para Dios. Él mismo tiene no menos de doce nombres que
identifican sus roles y su carácter, así que puedes apostar a que sabe tu
nombre y se preocupa profundamente por ti. Al traer la creación a la existencia,
Dios llamó a la luz "día", a la oscuridad "noche", al aire
"cielo", y así sucesivamente.
Entonces
Dios evaluó su labor – Seis veces en Génesis 1, echó un vistazo a
lo que había hecho y lo evaluó (vv. 10, 12, 18, 21, 25, 31). Y cuando la
Creación estuvo completa y Él "vio todo lo que había hecho", llamó "bueno" a todo lo que
había creado (v.31), otorgando a Sus obras Su sello oficial de aprobación.
El
hecho de que Dios conceda la aprobación es importante a medida que aprendemos a
adorarlo. En el Antiguo Testamento, Job, Abraham, David y otros fueron aprobados
y reconocidos por su adoración fiel
a Dios. En el Nuevo Testamento, Dios aprobó a los discípulos cuando
reconocieron a Jesús por lo que realmente era y lo adoraron. María fue elogiada
por su adoración al ungir los pies de Jesús (Jn.12:1–7). Y los santos de todas
las edades recibirán la aprobación de Dios cuando diga: "Bien, siervo
bueno y fiel" (Mt. 25:23).
Nacemos
con la necesidad de ser vistos y aprobados por Dios. Y Dios quiere
darnos su aprobación divina. Cuando lo adoramos, Él nos bendice y nos aprueba.
Después de la adoración fiel de Ana, Dios la bendijo al responder a su oración
por un niño con muchos hijos (ver 1 Samuel). Él también contestará nuestras
oraciones, cuando lo adoremos en espíritu y en verdad. ¿Por qué? Porque lo
aprueba. Nuestra adoración cumple su plan para nuestras vidas.
El PLAN
de Dios revelado
La
creación revela que Dios tenía un plan. Momento a momento y día a día, demostró
un compromiso para manifestar su amor por la vida creando intencionalmente una
atmósfera en la que las cosas, y las personas, podrían vivir. Pintó un amplio
fondo de cielo, lleno de color. Movió las aguas juntas y formó tierra seca, en
la que colocó flora y fauna. Convocó las estaciones a la existencia y
estableció semanas y años, creando una línea de tiempo para el cumplimiento de
Su redención prevista.
Y finalmente, Dios creó su obra más especial: la humanidad. Formó al hombre, a su semejanza, del polvo, y respiró en su cuerpo el aliento de la vida. Luego le dio al hombre una pareja, una mujer, y bendijo a la raza humana, dándoles la capacidad de reproducirse para que pudieran llenar y dominar la tierra, gobernando sobre todo ser vivo. Y concluyó su labor diciéndole al hombre: “Esto es todo tuyo, y yo soy tuyo. Te miraré y veré en tu rostro el reflejo de Mi propia gloria. Ese es tu fin. Estás creado para adorarme, para glorificarme como tu Dios para siempre" Él creó a la humanidad para adorar, y nos dio los principios para hacerlo a través del acto de la Creación.
Y finalmente, Dios creó su obra más especial: la humanidad. Formó al hombre, a su semejanza, del polvo, y respiró en su cuerpo el aliento de la vida. Luego le dio al hombre una pareja, una mujer, y bendijo a la raza humana, dándoles la capacidad de reproducirse para que pudieran llenar y dominar la tierra, gobernando sobre todo ser vivo. Y concluyó su labor diciéndole al hombre: “Esto es todo tuyo, y yo soy tuyo. Te miraré y veré en tu rostro el reflejo de Mi propia gloria. Ese es tu fin. Estás creado para adorarme, para glorificarme como tu Dios para siempre" Él creó a la humanidad para adorar, y nos dio los principios para hacerlo a través del acto de la Creación.
Pasó
la tarde y llegó la mañana.
Seis
veces en Génesis 1, vemos las palabras "la tarde pasó y llegó la
mañana". ¿Qué nos enseña esto acerca de la adoración?
1.
Nos enseña que practicar la adoración lleva tiempo.
Cada
vez que leemos "pasó la tarde y llegó la mañana", refleja la
dedicación de Dios al tiempo. Aunque fue tanto inventor como controlador de
tiempo, se permite a sí mismo trabajar dentro de sus limitaciones. Completó la
Creación dentro de las limitaciones de los días, seis de ellos, y al final de
cada uno de ellos, la tarde pasó; entonces llegó la mañana. Con las luces que
Él puso en el cielo, Dios estableció tiempos (días, noches, años, estaciones)
porque sabía que nuestras vidas se verían limitadas por el tiempo.
Eclesiastés
3: 1–8 dice:
Para
todo hay una estación, un tiempo para cada propósito bajo el cielo:
Un
tiempo para nacer, y un tiempo para morir;
Un
tiempo para plantar, Y un tiempo para arrancar lo que se planta;
Un
tiempo para matar, y un tiempo para sanar
...Y
muchos otros "tiempos para" también.
Para
Dios, hubo un tiempo para crear. Y aunque pudo haber dado forma a todo lo que
existe en un solo golpe celestial, eligió expresar Su genio creativo durante una
serie de días, un lapso de tiempo. Se tomó su tiempo para diseñar todos los
aspectos del universo, visibles e invisibles, que sabía que disfrutaríamos.
A
su vez, si vamos a adorarlo de una manera que Él disfrute, debemos tomarnos
nuestro tiempo: debemos alejarnos del ajetreo de la vida y pasar tiempo con
Dios.
2.
Nos enseña que la adoración es un proceso.
Nuevamente,
Dios no completó la Creación en un instante, aunque pudo haberlo hecho. Pero se
valió de días individuales seguidos de noches individuales para llevar a cabo
un proceso. Dios opera por procesos. Esto se ve en la forma en que Él permite
que todas las cosas se desarrollen. Considera la mariposa. Su transformación de
oruga espeluznante a criatura de belleza es un proceso que tiene lugar en el capullo.
De hecho, toda la vida; la educación, una amistad duradera, un matrimonio
sólido, una paternidad exitosa, implica un proceso.
No
se puede apresurar un proceso. Dios no se apuró cuando creó. Se comprometió a
sí mismo a un proceso. Además, todo lo que Él manufacturó, requiere un proceso
predeterminado para reproducirse y crecer. Si nosotros, como el Señor mismo,
nos avocamos a sus procesos, nos convertimos en estudiantes de adoración y
aplicamos lo que aprendemos a nuestra experiencia de adoración, entonces nuestra
comprensión de Dios y la relación con Él crecerá.
3.
Nos enseña que la adoración requiere crecimiento.
A
medida que Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que está dentro de ellos,
Él "acrecentó" día a día su universo. Comenzó con la luz, luego la
atmósfera; Más tarde, cosas con escamas, cosas con agallas y cosas con alas, y
así sucesivamente. En toda la creación, Dios construyó el cosmos en crescendo,
de nuevo, trabajando dentro de los parámetros del tiempo y el proceso. El
tiempo permite el crecimiento, para la maduración. Y cada vez que pasaba la
tarde y llegaba la mañana, Dios estaba permitiendo que las cosas crezcan.
El
crecimiento es esencial para el desarrollo y la madurez. Esto se aplica no solo
a la poderosa secoya que brota de una semilla, sino a nuestra adoración, que
surge de nuestro primer reconocimiento de quién es Dios. Crecer como adoradores
es parte del plan de Dios para revelarse. Cuanto más aprendamos acerca de Él,
más anhelaremos adorarlo. Cuanto más lo adoremos, más querremos conocerlo. Cuanto
más lo conozcamos, más querremos estar con Él... luego amarlo... luego
servirlo. Y sigue y sigue. Así como Dios agrandó diariamente su
universo, debemos engrandecer nuestra relación con Dios.
4.
Nos enseña que la adoración requiere orden.
Si
bien la respuesta de nuestro corazón a Dios puede ser algo espontánea a veces,
debe haber orden en nuestra adoración, así como hubo un orden divino para toda
la Creación.
Aquellos
de nosotros que somos creativos, los tipos de “cerebro derecho” a menudo
lamentamos nuestra incapacidad de "colorear dentro de las líneas". En
pocas palabras, no nos gusta seguir las reglas. Sin embargo, las palabras
"pasó la tarde y llegó la mañana" revelan la voluntad de Dios de
seguir las "reglas", es decir, adherirse a un orden divino. Él es demasiado
disciplinado para ignorar los límites prescritos que Él mismo estableció. Y
entonces, deberíamos serlo nosotros también.
Cuando
adoramos a Dios, debemos hacerlo dentro de los límites, para prevenir el
desorden. Quizás el apóstol Pablo lo dijo mejor: "Hágase todo decentemente
y en orden" (1 Cor.14:40). A medida que seguimos leyendo en las
escrituras, quedará claro que cada acto inapropiado de "adoración":
corte de carne, sexo en los altares, sacrificio de un niño - lo que sea; comenzó
cuando se ignoraron los límites y surgió el desorden.
5.
Nos enseña que nuestra adoración debe ser fresca.
Cada
vez que pasa la tarde, una nueva mañana sigue. La oscuridad se disipa, y hay
una sensación de anticipación de algo nuevo. Esto se debe a que las
misericordias de Dios son "nuevas cada mañana" (Lam. 3:
22-23). Y así como la fresca compasión es parte de la rutina de la mañana de
Dios, la adoración fresca debe ser parte de la nuestra, debe renovarse cada día,
ser nueva cada amanecer.
Cuando
adoramos en la frescura del amanecer, Dios es honrado. Él ve que lo hemos
colocado primero en nuestros días. Como resultado, nos refresca con su
presencia, restaura nuestra energía, transforma nuestra perspectiva y
profundiza nuestra amistad con él.
6.
Nos enseña que la adoración es parte del ciclo de vida establecido por Dios.
Así
como el amanecer es una parte esperada de nuestro ciclo de vida, la adoración
también debe ser una parte. Dios lo espera, tan seguramente como esperamos que
salga el sol. Todo el día, todos los días, debemos trabajar para Él y, en el
camino, adorar.
En
la noche, mientras descansamos, Dios restaura nuestros seres físicos,
espirituales y emocionales para que podamos levantarnos por la mañana, comenzar
nuestro día con adoración, asegurar su presencia en nuestras vidas y cumplir
así su propósito.
El PROPÓSITO
de Dios revelado
La
máxima revelación de la Creación es que Dios tiene un propósito especial: morar
con el hombre. Cuatro detalles ilustran su intención:
Primero,
Dios descansó en el séptimo día. Claro, Dios no estaba
cansado – No había escrito demasiados correos electrónicos ni había permaneció
demasiado tiempo en la línea de producción como para estar agotado, no tenía
necesidad de reponer su energía física o emocional. De hecho, Él no tenía
necesidad de nada. Pero nosotros sí. Así que Dios descansó, como ejemplo para
nosotros.
Dios
nos creó con una necesidad de equilibrio en nuestras vidas, trabajo equilibrado
con descanso. Cuando descansamos, nuestros cuerpos tienen tiempo para reponerse,
así como nuestras mentes. Cuando nos desconectamos del ajetreo y el bullicio
cotidiano, podemos descansar y enfocarnos en Dios. Esto nos da la oportunidad
de meditar en Él, escucharlo y disfrutarlo.
Es
muy curioso que Dios nos proporcionó un patrón para la adoración descansando,
no haciendo. Pareciera estar diciéndonos: “Adelante, mantente ocupado toda
la semana como yo lo hice, pero no te olvides de reservar un tiempo para
descansar conmigo”. Dios espera que le reservemos tiempo para que Él pueda renovarnos
mientras estamos en comunión con él.
Segundo,
Dios creó al hombre y lo complementó con tres elementos
esenciales de la vida: el aliento (de Dios); voluntad, afirmando
su deseo de desarrollarse como persona; y la libertad de elección, el
poder de ejercer ese deseo. Los tres elementos reflejan la imagen de Dios. Y
los tres son esenciales para nuestra capacidad de habitar y adorar a Dios.
Tercero,
Dios colocó en el corazón del hombre un deseo de compañía.
Dios desea amistad. Este anhelo estaba en su corazón en el momento de la
creación. Él anhela vincularse y construir una relación, y ya que somos como
Él, nosotros también tenemos un deseo incorporado de conexión, de comunicación,
de vinculación con nuestro Creador. Cuando respondemos a ese deseo con
adoración, estamos cumpliendo Su propósito para nosotros. Él se complace en
morar con nosotros.
Cuarto,
Dios creó el ciclo reproductivo. En Génesis 2:18, Dios dijo:
"No es bueno que el hombre esté solo". Aunque Adán tenía todas las
aves del aire y las bestias del campo, no encontró un compañero comparable o
adecuado para él. Pero Dios le proporcionó un compañero: una mujer. Luego,
juntos, comenzaron a llenar el planeta con más y más personas para que Dios las
ame y con las que pudiera convivir.
PRINCIPIOS
para el culto…
Nuestro
examen de la Creación es esencial para el estudio de la adoración. A través de
la Creación, Dios planteó un precedente para establecer relaciones con sus criaturas,
los humanos y mostrarles cómo adorarle. En el relato de Génesis, cuatro
principios afectan profundamente nuestra vocación, y deberían afectar nuestro
deseo, de adorar:
Primero,
la grandeza de Dios exige nuestra adoración.
Dios
es trascendente a la creación; Él no fue creado. Él fue la Causa; Nosotros, el
efecto. Dios es Espíritu, por lo que no puede ser contenido o restringido por
ningún edificio hecho por el hombre. Él es libre de moverse como Él quiere y
mora donde Él elige. Y Él elige morar con nosotros, su creación. Esto debería
despertar al corazón humano para alabarlo.
Segundo,
la obra de Dios exige nuestra adoración.
Su
trabajo en la Creación está más allá de nuestra comprensión, y a través de él, Dios
demostró su plan redentor. En Génesis, dijo: "Sea la luz", trayendo
así al universo de la oscuridad a la iluminación. Su plan de redención lleva al
hombre de la oscuridad a la iluminación; es decir, de la ignorancia a la
comprensión de él. A través de la Creación, podemos conocer a Dios y ser
receptores de todos Sus beneficios, ¡Incluida nuestra redención!
Que todo lo que soy
alabe al Señor;
con todo el corazón
alabaré su santo nombre.
Que todo lo que
soy alabe al Señor;
que nunca olvide todas
las cosas buenas que hace por mí.
- Salmo 103:1-2
La
narración de Génesis 1 proporciona un resumen sorprendente de los beneficios de
conocer a Dios:
·
Dios
dijo: esta es la primera vez en las escrituras que se hace oír la voz de
Dios. Al hablar el mundo llega ser, también nos habla a través de su Palabra,
demostrando que somos preciosos para él.
·
Dios
hizo: Él hizo a mano a cada uno de nosotros, dándonos a cada uno una
identidad individual, atada con sus propios atributos. A medida que lo
conocemos más y más, nos volvemos más como él.
·
Dios
nombró, tal como puso nombre a la noche y al día, identificándolos para
siempre, nos nombró e identificó con su propio nombre (1 Jn.3:1; Jn.15:15).
·
Dios
vio — Él nos ve (uno de los muchos nombres de Dios es “El Roi”, el Dios
que ve). Y cuando comenzamos a buscarlo y conocerlo, Él nos da su aprobación,
tal como lo hizo cuando "vio" cada uno de los productos de su semana
creativa.
·
Dios
bendijo, Él provee para nosotros.
Tercero,
la sabiduría de Dios exige nuestra adoración.
Todo
lo que hizo tiene su propio lugar y propósito para la existencia. Cada hoja en
un árbol, cada pétalo en una flor, cada pluma en un ala y cada canto en el aire
solo sirve para hacer que lo que Él creó, le dé a conocer - Ese es su fin. Pero
solo el fin de la humanidad es morar con Dios y ser Sus hijos, "hechos de
manera admirable" creados a Su imagen (Sal. 139:14). Estas imágenes suyas,
no le ayudan en nada, sino que le adoran en todo.
Y
finalmente, los deseos de Dios exigen nuestra adoración.
"Hagamos
al hombre", dijo (Gen.1:26). Pero ¿por qué hacer al hombre? ¿Por qué no acabarlo
todo en los pájaros, los peces, la criatura de cuatro patas? Porque Dios quería
una relación. Hoy mismo, todavía quiere
una relación, contigo y conmigo. Y Él quiere que dure para siempre (ver Juan
3:16). Por eso, debemos adorarlo.
En
resumen, toda la creación exige que adoremos a Dios. ¿Cómo podemos no ayudar,
pero sí adorar al artesano exclusivo de toda materia inanimada, y al único
arquitecto, carpintero e inspector del universo por todo lo que respira? ¿Cómo
vivimos ante el único que pudo crear algo de la nada? ¿Cómo nos conducimos ante
aquel que, además de Creador de todo, también es Padre de todo (Deut.32:6)? ¿Cómo
viviremos con el Dios que quiere morar con nosotros?
"La
importancia y la sustancia de la Biblia radica
en que esta nos enseña que aunque Dios
no necesita nada, sin embargo, desea adoración y alabanza de sus hijos
creados"
-A.W. Tozer, pastor y teólogo del siglo
XX
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