El Espíritu Santo: ¡Es Dios!
John Piper Febrero 05/1984
Trdujo: Samuel Hernandez Clemente
Juan 14:15-17
15Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
Juan 14:25-26
25Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Juan 15:26-27
26Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. 27Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Juan 16:7-15
7Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9De pecado, por cuanto no creen en mí; 10de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
12Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Al final de semana santa; mi mente ha estado dominada por dos ideas:
- Necesitamos pedir más la presencia especial de Dios.
- Necesitamos una mentalidad de “tiempos de guerra”
Los ejércitos pasivos y la mentalidad de guerra.
Más que nunca en mi vida, la marcada realidad de miles de personas no alcanzadas por una iglesia “pasiva” ha penetrado en mi mente.
Y batalla cada día más en mi corazón.
La lógica del amor es irresistible.
Si amo a los perdidos; los iré a buscar para que sean librados de perecer.
Si amo la gloria de Dios me esforzaré por vencer la ignorancia masiva y el desprecio por la gloria de Dios.
Los ciegos están comenzando a caer ante mis ojos y los misiles de la guerra invisible están explotando con gran estruendo a mi alrededor.
Estoy comenzando a ver la mentalidad pasiva que domina nuestra iglesia y nuestra denominación como una victoria táctica de Satanás; el efecto de una especie de gas adormecedor del arsenal satánico de armamento químico que provoca en los soldados de Jesús una especie de emoción alocada en algunos y de religiosidad eufórica en otros; pero los mantiene adormecidos ante las puertas del enemigo y provoca sordera ante los lamentos de los prisioneros de guerra cautivos al otro lado de la muralla.
¿Quién sino Satanás podría desarrollar un arma química que con sólo rociarla sobre los ejércitos de Jesucristo es capaz de mantener contentos simplemente con reuniones y cultos dentro de sus templos pero incapaces de mantenerse en pié ante los ataques enemigos?
Imagina a las tropas aliadas cayendo sobre Alemania, marchando victoriosas hacia el humo que sale de los hornos de incineración de humanos y luego, simplemente se quedan parados frente a las puertas del cuartel celebrando y tomando cerveza corona. Mientras el enemigo termina de asesinar a 5mil judíos detrás de las puertas.
Satanás está contento con todo nuestro activismo religioso con tal de que no demolamos las puertas de su cuartel para rescatar a los perdidos.
Así que, lo que me he estado preguntando es:
¿Cómo puedo apropiarme yo mismo y a la iglesia de la necesidad de una “mentalidad de guerra”? ¿Hay una forma de romper el encantamiento adormecedor del diablo?
Imagina al gran ejército Cristiano durmiendo en el campo de batalla; con sus potentes armas en sus manos entorpecidas y su equipo de batalla en sus tiendas.
Imagínalos durmiendo en el campo de batalla alrededor de una de las fortalezas de Satán.
Pero de pronto, un ojo parpadea, una cabeza se sacude; un soldado se levanta; luego otro, y otro más. Un extraño despertamiento se propaga por todo el campamento.
Los músculos están fortalecidos, todos visten su armadura, las espadas están empuñadas; las miradas reflejan emoción silenciosa.
Hay luz dentro de la tienda de los comandantes; los generales están reunidos y la estrategia de guerra esta declarada.
¿Qué ha pasado?
El Espíritu Santo se ha comenzado a mover entre el ejército del Señor.
Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.
Efesios 5:14
No os embriaguéis con vino (Cerveza Corona), en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
Efesios 5:18
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Efesios 6:11
17Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Efesios 6:17.18
Solamente hay un poder que puede romper el encantamiento de Satán; despertar a los Ejércitos del Señor y derrotar al príncipe de éste mundo: el Poder del Espíritu Santo.
Creciendo en el conocimiento y amor del Espíritu Santo.
Mientras oraba seriamente acerca de éstas cosas y buscaba la dirección de Dios para el ministerio; el Señor me dio, yo lo creo, la profunda convicción de que debía predicar acerca del Espíritu Santo.
Y pude anotar 3 razones para esto:
1) Si realmente me preocupa la experiencia Divina que hace falta en la vida de mucha gente y la falta de vida piadosa y el poder para vivirla, tiene sentido predicar no sólo acerca de lo que Dios hizo o lo que el hará; sino también acerca de lo que Dios está haciendo y cómo podemos experimentarlo: gracias al Espíritu Santo.
2) La expresión de la Escritura es aplastante y cargada de una inquietante advertencia:
Romanos 8:13
“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”
Así que la vida de mi gente depende de experimentar en vida el poder y presencia del Espíritu Santo.
3) Hay milagros que tal vez Dios quisiera desplegar si buscáramos su Espíritu y estuviéramos rebozando de su presencia. Ven Espíritu Santo; transforma y predica a ésta gente.
Así que me dediqué a orar y pensar acerca de esto; el resultado hoy es ésta serie de sermones acerca del Espíritu Santo que si Dios lo permite estaremos predicando.
Mi oración y anhelo es que no sólo aprendamos acerca del Espíritu Santo, sino que lo conozcamos, lo amemos y nos deleitemos en él y en ser avivados y fortalecidos por él para formular y ejecutar estrategias que nos permitan derrotar a las fuerzas del mal y rescatar a los pedidos en su cautiverio.
La importancia del Espíritu Santo en ésta era.
Hay una responsabilidad especial sobre nosotros hoy al conocer y experimentar al Espíritu Santo.
La Biblia nos presenta la historia de redención en tres divisiones principales que nos revelan progresivamente a las 3 personas de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Antes de la primera venida de Jesús, la principal verdad declarada es: “Hay sólo un Dios y gobierna sobre todas las cosas” especialmente hablando de la personalidad del Padre.
Cuando Jesús vino, la gran verdad revelada es que “Jesús es el hijo encarnado de Dios, lleno de toda la plenitud divina”
Jesús reunió a sus discípulos, fue asesinado, resucitado y exaltado por el Padre a su diestra; y desde allí envió al Espíritu Santo con nueva importancia sobre su Iglesia.
Antes que Cristo viniera: la importancia de Dios Padre. Durante los días de Jesús en la Tierra; la importancia de Dios Hijo;
Y desde que Jesús ascendió al cielo, la importancia de Dios el Espíritu Santo.
De manera que vivimos en un período único en la historia de salvación; vivimos en los días del Espíritu Santo.
Así como en el pasado el pueblo de Israel tuvo la responsabilidad de conocer y honrar a Dios como Padre en la exclusividad de su naturaleza, y así cono la gente de Palestina tuvo la responsabilidad especial de conocer y honrar a Jesús cono Hijo de Dios en los días d su encarnación; ahora nosotros tenemos la responsabilidad de conocer y honrar a Dios el Espíritu Santo.
“El pecado en nuestros días de despreciar su Persona y rechazar su obra, es el equivalente a la idolatría del pueblo de Israel en el pasado o al rechazo de los judíos hacia Jesús” (Owen)
Somos muy favorecidos y afortunados de vivir en la era del Espíritu. Derramado sobre nosotros para apreciar y maravillarnos con revelación del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Debemos estar agradecidos de vivir en los días en que la plenitud de la trinidad divina ha sido revelada y los diversos ministerios de las tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) se ha desplegado y ofrecido a nuestra vida.
Seguramente alguien que ama a Dios buscará intensamente conocerlo y experimentar en su vida tanto de Dios como sea posible; y en nuestra época. Eso significa especialmente experimentar tanto del Espíritu Santo como sea posible.
Así que buscar la presencia y comunión íntima con Dios debe volverse la prioridad en nuestra iglesia.
De manera que vamos a dirigir nuestra atención por los siguientes domingos a la Persona y Obra del Espíritu Santo.
Hagamos de las siguientes 6 semanas un período único en nuestra vida; un período de búsqueda y entendimiento del Espíritu Santo.
Hay ataques que debemos resistir, fortalezas que debemos derribar; hay una batalla que ganar.
Dios quiera que en éstas semanas las Tropas de ésta iglesia sean despertadas y fortalecidas; que concibamos una nueva estrategia y penetremos más fuerte que nunca a los dominios de Satán para rescatar a los cautivos.
Juan 20:21
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
Si Jesús nos ha enviado tal como el Padre lo envió a él, ¿No deberíamos ser capaces de decir junto con Jesús?:
Lucas 4:18-19
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.
Cuando el Poder del Espíritu Santo nos inunde y contagie, la señal innegable de su acción y presencia será el impulso ardiente de invadir el territorio de prisioneros del diablo y liberar a los cautivos.
2 Verdades importantes acerca del Espíritu Santo.
Comencemos ésta búsqueda a partir de 2 verdades importantísimas que debemos aclarar desde el principio:
1) En primer lugar, el Espíritu Santo es una persona, no una fuerza impersonal.
2) En segundo lugar, el Espíritu Santo es Dios, no una Creación de Dios.
EL ESPÍRITU SANTO ES UNA PERSONA
El pasaje más importante para sostenes ésta primera verdad se encuentra en Juan 14-16.
Al menos tres detalles en éste pasaje confirman que Jesús se refiere al Espíritu Santo como una Persona y no como a una mera fuerza impersonal.
1) Jesús llama al E.S. “Otro Consolador” en
Juan 14:16.
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad,”
(14:26, 15:26, 16:7)
Cuando Jesús lo llama “Consolador”, lo trata como a persona, no como a una fuerza impersonal.
Y cuando Jesús lo llama “Otro Consolador” el quiere decir: “Él será un consolador como yo”
El espíritu Santo es un Consolador como lo es Jesús: es una persona.
2) En Juan 14:17, Jesús dice:
“…vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”
Después, en v25 dice:
“Os he dicho estas cosas estando con vosotros.”
De manera que Jesús está implicando que el Espíritu Santo es una persona que actúa como él mismo (Jesús) lo hace.
“Y estoy con ustedes y estaré en ustedes”
Es lo mismo que decir:
“Ahora estoy con ustedes y el E.S. estará en ustedes” “Ustedes me han conocido en carne y hueso como el Hijo de Dios, y me conocerán pronto por medio del E.S. que morará en ustedes”.
Así que el E.S. es una persona tal como Jesús lo fue.
3) El E.S. no es descrito como la voz de Dios enseñándonos, sino como el MAESTRO en toda la extensión de la palabra.
Juan 14:26:
“…el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”
Juan 15:26:
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”
De acuerdo a esto, no podemos pensar que el Espíritu Santo es sólo la actividad impersonal que nos imparte enseñanzas acerca de Dios y Jesús.
Además, Juan 16:13 nos dice que el Espíritu primero escucha y luego enseña:
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
El E.S. no es tratado como una fuerza, influencia, actividad o mensaje divino sino como una persona, una Persona con “P” mayúscula: una PERSONA DIVINA.
El E.S. escucha al Padre y al Hijo luego enseña y comparte el testimonio al hombre.
Tiene un gran impacto; y hará una gran diferencia en nuestra vida si creemos que en nosotros habita no una fuerza impersonal de un Dios distante; sino una persona que en esencia es el amor de Dios que nos guía y purifica.
Romanos 5:5
Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
1ª Juan 4:12-13
12Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 13En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS
Cuando añades la segunda verdad acerca del E.S. la primera se vuelve más valiosa y preciosa.
El E.S. es Dios; la persona que habita, conduce y purifica nuestro corazón es nada menos que DIOS, el Espíritu Santo.
La evidencia más simple de éste hecho es el uso frecuente del término “Espíritu de Dios”. El Espíritu es “de Dios” no porque Dios lo haya creado, sino porque comparte la naturaleza de Dios y procede eternamente de Dios.
1ª Corintios 2:10-12
10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido
Si el Hijo de Dios es igualmente eterno junto con el Padre, como Juan 1:1-3 lo deja en claro:
1En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2Este era en el principio con Dios. 3Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
Entonces, el Espíritu Santo es igualmente eterno con el Padre y el Hijo, pues de acuerdo a Romanos 8:9-11, el Espíritu de Cristo es uno y el mismo que el Espíritu de Dios.
9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Si así no fuera, tendríamos que imaginar que hubo una época en que el Hijo no tuvo Espíritu ni el Padre tuvo un Espíritu.
Pero el Espíritu Procede eternamente del Padre y del Hijo, “es el resultado, la unión y el vehículo de su eterno y mutuo amor y deleite”
El E.S. es indispensable en la relación que guarda el Padre y el Hijo.
Tan atrás como queramos ir en la eternidad de Dios y del Hijo, siempre ha existido el infinito Espíritu Santo entre ellos dos, siendo en sí mismo una persona.
Así es como, cuando Jesús ora por la Iglesia en Juan 17:26, el pide al padre por nada menos que el E.S. cuando dice:
“Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”
La más gloriosa de todas las verdades que descubriremos en los próximos domingos es que cuando el E.S. viene a nuestras vidas; viene no solamente como el Espíritu del Hijo, tampoco viene solamente como el Espíritu del Padre, sino como el Espíritu Santo de amor infinito entre el Padre y el Hijo; de manera que podemos amar al Padre con el amor del Hijo y podemos amar al Hijo con el amor del Padre.
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