lunes, 20 de marzo de 2017

Tengo Sed


Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
Juan 19:28

Nuevamente, con el riesgo de ser tildados de simplistas, hemos de advertir lo inapropiado y falaz que es construir enseñanzas basadas en la imaginación o creatividad, por más útiles o inspiradoras que puedan parecer…
He escuchado personas que sobre esta frase de Jesús, “TENGO SED” construyen “enseñanzas” que no son más que ideas a título personal… “Jesús tiene sed… sed de justicia, sed de almas, sed de arrepentimiento, sed de adoración…” …nada de esto dice el texto. Así mismo, es inútil tratar de encontrar un significado profundo de la expresión “Tengo sed”  - ¿Qué habrá querido decir Jesús con “tengo sed”? – Pues… quizá… él quiso dar a entender que… ¡Tenía sed! - Así de sencillo, tenía sed, su boca estaba reseca, ya había soportado bastante tiempo colgado en la cruz, tuvo que caminar hasta el calvario cargando el instrumento de tortura -  eran las horas del día de mayor calor; el tenía sed…

El Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre – experimentó en carne propia, sin atenuaciones, la totalidad de la miseria humana – tenía hambre, se cansaba, sudaba, y tenía sed – lo asombroso de la encarnación es que Jesús no aminoró para sí el dolor, la fragilidad, el cansancio y la miseria de la condición humana tras la caída – experimentó cada parte de su humillación como verdadero hombre – sin que esto disminuyera su divinidad – he ahí el misterio; que la misma persona que colocó los astros en su lugar, que quien abrió el mar e hizo llover el maná; tuvo que caminar, tuvo que soportar hambre y tuvo sed…

Así que éstas palabras significan que Jesús conoce personalmente la condición humana, con toda su miseria, privación, dolor, fragilidad y cansancio. Hasta antes de la encarnación, las personas podrían quejarse de la miseria humana - ¡Dios, tú no sabes lo difícil que es vivir de éste lado! – Pero tras la encarnación, Dios lo sabe – puesto que el Hijo experimentó la privación, la tragedia, el dolor, la pérdida de los amigos, el menosprecio de la gente, la traición del prójimo, la burla de los escépticos y lo difícil de decir adiós a los seres queridos…

¿Qué hay en esas tres palabras?

[1] Son palabras de cumplimiento.
Incluso en éstas palabras, Jesús está cumpliendo una más de las muchas profecías y anticipos que hubo de su ministerio – el nacimiento virginal, la huida a Egipto, la traición de Judas, la crucifixión, el ser contado con los criminales – he incluso el TENER SED – todo se cumple en CRISTO.

Salmo 69:21
Me pusieron además hiel por comida y en mi sed me dieron a beber vinagre.


[2] Son palabras de sufrimiento
Junto a los demás nombres y títulos de Cristo, “Rey de Reyes”, “Hijo de David”, “Mesías”, “Emmanuel”, “Salvador”, etc… coloque un nombre más: VARÓN DE DOLORES – porque él sufrió en verdad la miseria humana – no fingió sufrir, no aminoró el sufrimiento con su poder – el sufrió todo lo que implica el ser humano.

Isaías 53:3
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

1 Pedro 1:10-11
10Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.


[3] Son palabras de acompañamiento
El hijo de Dios, habiéndose despojado a sí mismo y hecho vulnerable a la miseria, puede SOLIDARISARE con el que llora, con el que sufre, con el que tiene hambre, con el que lamenta un funeral, con el que padece menosprecio – con el pobre, con la viuda, con el mendigo y el huérfano – él nos acompaña en su pleno conocimiento de la dura realidad de la miseria humana. Por eso puede compadecerse de nosotros con sincera y verdadera misericordia.

Hebreos 4:14-15
14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.


[4] Son palabras de BREVE sufrimiento
Filipenses 2:8-11
8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Con todo, el Hijo de Dios está soportando brevemente el cansancio, el dolor y la sed del calvario – habrá de soportar también la IRA y CONDENACIÓN como sustituto por los redimidos – pero esto será momentáneo. Tras la muerte, tras la consumación; vendrá la victoria, la glorificación y la bienvenida en el paraíso.
¿Cómo puede el Mesías sufriente soportar la miseria en su máxima expresión? - ¿De dónde extrae la fortaleza necesaria para soportar hasta la última gota de dolor? – El mira el gozo venidero, el mira la gloria que vendrá tras el sacrificio consumado – y entonces, soporta el dolor.

Hebreos 12:2 DHH
Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.


Es esa misma experiencia de Cristo la que ha de servirnos para considerar nuestras aflicciones y calamidades no a la luz del presente, sino de la eternidad – y poniendo la mirada en la gloria y gozo que están reservados para quienes en Cristo permanecen fieles en la fe y la esperanza del evangelio – algún día, toda la aflicción, todo el dolor, todo el llanto, toda la miseria, toda traición, toda enfermedad, todo gemido y trago amargo será sólo cosa del pasado; cada lágrima será enjugada por el Señor Jesús, en victoria. – Por ahora, podemos saber que al decir “Tengo sed”, Jesús nos dice a cada creyente en aflicción – “Yo sé lo duro que esto es – se fiel, pronto acabará”

2 Corintios 4:17-18

17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

sábado, 18 de marzo de 2017

¿Por qué me has abandonado?


Dios mío, Dios mío
¿Por qué me has desamparado?

Mateo 27:45-46
45Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

¿Por qué experimentó Jesucristo el abandono del Padre?

[1] Porque cargó en él la culpa de nuestro pecado.
Isaías 53:4-6
4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

[2] Porque cargó en él la ira que merecíamos.
2 Corintios 5:21
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Gálatas 3:13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).

[3] Porque Jesús se ofreció como sustituto por los redimidos.
Juan 10:17-18
17Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Romanos 3:24-25
Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

Romanos 5:18-19
18Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 19Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

¿Por qué Dios no abandona a los redimidos?

[A] Porque son suyos, comprados por la sangre de Cristo
1 Corintios 6:20
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

1 Pedro 1:18-20
Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,

[B] Porque son amados, justificados en Cristo
1 Juan 4:10
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

Romanos 5:1-2
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

[C] Porque son sus hijos, adoptados en Cristo

Efesios 1:5
…En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.

Romanos 8:15-17
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 

Mujer, he ahí tu hijo...


Jesús pensó en la familia
“Mujer he ahí tu hijo, hijo he ahí tu madre”

Juan 19:25
25Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Desde la cruz del calvario, Jesús se ha dirigido a la multitud para interceder por los suyos, y se ha dirigido al ladrón para prometerle el paraíso. Ahora se dirige a su mamá, su mamá terrenal: María.

Aquí es donde las “siete palabras de Cristo” se vuelven un desafío - ¿Qué podemos decir respecto a ésta expresión de amor y cuidado de Cristo por su madre María? – ¿Hay algún principio teológico en éstas palabras? ¿Se trata de alguna doctrina central del evangelio?.
No podemos caer en errores como alegorizar, espiritualizar o manipular el pasaje de manera que “encaje” en alguna enseñanza “más profunda” – El texto (y los hechos) son sencillos:

·      Jesús tuvo una madre y un padre terrenales.
·      Para la crucifixión ya no se nos dice nada de José y sólo aparece María
·      Jesús, sabiendo que va a morir, con genuino amor y aprecio, encarga el cuidado de María a su discípulo amado.

El hecho de que Jesús haya venido a la Tierra nacido de mujer es parte esencial de la encarnación, de la humillación del Rey de reyes al tomar forma de siervo HECHO SEMEJANTE A LOS HOMBRES.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, DIOS ENVIÓ A SU HIJO, NACIDO DE MUJER y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos (Gal.4:4-5).

De manera que, para Jesús, la familia que tuvo era importante.
Y así mismo, la familia que nos tocó es importante para Jesús.

Establezcamos 5 realidades de nuestra familia a la luz de las escrituras…


[1] La  familia es una bendición.
Tener Padres que te dan lo necesario e incluso se sacrifican por ti.
Tener hermanos con quienes aprendes a vivir en familia, a compartir y cuidar unos de otros.

Jesús tuvo la bendición de una familia. Tuvo papás:
¿Quién crees que lo amamantó? (María)
¿Quién le cambiaba los pañales cuando fue bebé? (María)
¿Quién le enseñó el oficio de carpintero? (José)
¿Quién lo llevó por primera vez a la sinagoga? (José)

Tuvo hermanos. (Esto es algo que muchos no quieren aceptar, piensan que Jesús fue hijo único)

Mateo 13:54-57
54Vino a su tierra y les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban y decían:
—¿De dónde saca este esta sabiduría y estos milagros? 55¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, saca este todas estas cosas?
57Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:
—No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.

No siempre nos toca la familia que hubiéramos deseado; pero siempre es una bendición.
A Jesús no lo estimaron mucho sus hermanos, pero no por eso él los despreció.

Dios nos dio la familia que creyó mejor; no fue accidente o casualidad.

·      Así que valora a tu familia como la bendición que es.
·      Honra a tus padres, por más defectos que tengan, por más viejitos que sean, son nuestros padres.
·      Ama a tus hijos, por más difíciles que sean, por más diferentes que sean entre ellos; son un préstamo de Dios y una bendición.
·      Pregúntale a un huérfano o a una viuda; y te dirán que la familia con todo y sus dificultades es una bendición.


[2] La familia es una responsabilidad.
Junto a las bendiciones de estar en una familia hay responsabilidad.
La tendencia de nuestros días es evadir esa responsabilidad.
-    Unión libre.
-     Matrimonios modernos.
-     Salirse de la casa (Escaparse)
-     Quedarse en casa (¿Para qué adquirir responsabilidades si me pueden mantener?)

Jesús fue responsable hacia su familia.
No tenemos muchas noticias acerca de José el padre de Jesús, la biblia nos dice que era “justo”, así que una traición o abandono hacia su familia, aunque no es imposible, difícilmente encaja con el cuadro bíblico de él. Es más probable que haya muerto cuando Jesús era joven.

Y sabemos que de algún lugar tuvo que aprender Jesús su oficio (carpintero) así que no es difícil pensar que José le encargó a Jesús el negocio familiar.
Y hasta los 30 años, Jesús fue carpintero, proveyó para su mamá y sus hermanos; por ser el primer hijo le habrá tocado la responsabilidad familiar.

Esto es claro aún en sus últimos momentos de vida; se sigue preocupando por su familia:
Le dice a su mamá: he ahí tu hijo.
Le dice al discípulo amado: he ahí tu madre.
No porque ya no quiera hacerse cargo sino porque ya no podrá hacerlo…

¿Qué aprendemos?
Que mientras vivas y tengas familia debes hacerte cargo de ella con amor y responsabilidad.

Es una pena ver en nuestros días:
·      Niños abandonados en la basura
·      Ancianitos abandonados en asilos
·      Niños que no tienen comida porque sus padres se lo gastan todo en alcohol.
·      Niños que se acostumbran a ver a mamá salir todas las noches de fiesta.
·      Papás que son despojados de sus pertenencias por los buitres que tienen por hijos.
·      Hijos que ya trabajan pero que no aportan nada a los gastos de su casa.
·      Padres que abandonan a su familia por una aventura.
·      Hijos que sólo buscan a sus padres cuando necesitan dinero.

Todos tienen algo en común: IRRESPONSABILIDAD hacia la familia.
Tal como la familia es una bendición también es una responsabilidad.

Así que, papá y mamá: sigue educando a tus hijos y proveyéndoles lo necesario en amor. No lleves la cuenta de lo que les das, dáselos por amor porque son tu responsabilidad, la recompensa está en Jesús.
Pero también dales estructura, disciplina y responsabilidades. Si desde niños no les enseñas a ser responsables, acabarán por creer que siempre te tendrán y sufrirán de grandes.

Así mismo; hijo o hija: mira a tus padres, haz la cuenta de todo lo que has recibido de ellos y por amor a ellos y en gratitud a Dios trátalos bien, ámalos, y provéeles según tus posibilidades.

-   Se vale lavar trastes, lavar tu propia ropa, arreglar tu cuarto, ir por las tortillas.
-   Se vale invitar los refrescos, pagar la cena, pagar el recibo…
-   Se vale visitar a tus viejos y llamarles más seguido…

1 Timoteo 5:4
4Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.

1 Timoteo 5:7-8
7Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; 8porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.


[3] La  familia es temporal.
El matrimonio es “Hasta que la muerte nos separe”
Los hijos vuelan del nido…
Las adversidades, las oportunidades, el trabajo o la necesidad tienen su manera de fragmentar a la familia.

La familia de Jesús atravesó por esto:
Ya dijimos que no sabemos qué pasó con José pero lo cierto es que cuando Jesús tiene 30 años, no es mencionado.
Y a los 33 años, Jesús mismo tuvo que decir adiós a su familia.
De manera que debemos aceptar ésta realidad: La familia, nuestra familia es temporal.

Hay quienes se aferran a que la familia esté siempre unida:
·      Conocí a un señor construyó una gran casa (en realidad parecía una vecindad) porque según él sus hijos al casarse seguirían viviendo con él. Simplemente él no quería soltar a sus hijos…
·      Conocí a una dama que inventó mil enfermedades con tal de irse a vivir con su hijo y nuera.

Debemos entender la realidad familiar: ES TEMPORAL.

Por eso debes disfrutarla mientras la tengas.

PADRES:
·      Aprovecha cada momento de comunión.
·      Tómense muchas fotos.
·      Deja de trabajar horas extra con tal de tener más.
·      Mejor es lo suficiente en familia que la abundancia en soledad.
·      CUMPLE con tu rol de padre y el ministerio de PASTOREAR a tus hijos.

ESPOSOS
·      Cultiven su relación en pareja.
·      Antes que los hijos está el matrimonio: no puedes decir que amas más a tus hijos.
·      Porque al final, la pareja se queda tal como comenzó: solos.

HIJOS:
·      Aprovechen a sus padres.
·      No los ignores pensando que sólo nos quieren sermonear.
·      Platica con ellos, no les cierres la puerta del cuarto.
·      Mímalos mientras puedas… mientras los tengas.
·      Así no habrá remordimientos si el Señor te los quita.

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”



[4] La familia es después de Dios.
Comúnmente escuchamos o decimos “La familia es primero” Pero a pesar de su importancia; la familia NO es lo más importante.

Jesús obedeció al Padre celestial antes que a la familia terrenal.

Juan 7:3-7
3y le dijeron sus hermanos:
—Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces, 4porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
5Ni aun sus hermanos creían en él. 6Entonces Jesús les dijo:
—Mi tiempo aún no ha llegado, pero vuestro tiempo siempre está preparado. 7No puede el mundo odiaros a vosotros; pero a mí me odia, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.


Jesús es la causa de división en muchas familias. Pero aun así, debemos ser firmes y mantener nuestra determinación de obedecer al Señor antes que a la familia misma.
Josué tuvo que decir un día al pueblo de Israel: “Ustedes sirvan al Dios que quieran pero YO y MI CASA (familia) serviremos a Jehová”

Llega el momento en que nosotros tenemos que decirle lo mismo incluso a nuestra familia:
“Ustedes hagan lo que quieran, pero YO serviré a Jesús”

Mateo 10:34-38
34No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36y los enemigos del hombre serán los de su casa. 37El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

Dios es primero, incluso primero que la familia.
Jesús no dice que está en contra de la familia:
·      Jesús recibió bendiciones de su familia.
·      Jesús fue responsable hacia su familia
·      Jesús amó a sus hermanos y padres.

PERO JESÚS OBEDECIÓ POR ENCIMA DE TODO AL PADRE CELESTIAL.

No se trata de desentendernos de nuestra familia, sino de poner en primer lugar a Dios.
La promesa es que cuando lo ponemos a él en primer lugar, nos convertimos en instrumentos para alcanzar a nuestros parientes.
Por eso es posible anhelar “familias transformadas”.
Cuando la familia es un obstáculo en nuestra relación con Jesús, debemos mostrar determinación y con sabiduría y amor decirles: “Lo siento, pero Dios es primero”


[5] La familia necesita a Cristo

Debemos ser intercesores por nuestra familia al estilo de Job
Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días” [Job.1:5]

Necesitamos ser ejemplo de vida e inculcar una fe no fingida al estilo de Eunice y Loida
trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” [2Tim.1:5]

Podemos confiar en la promesa del EVANGELIO que abarca familias completas.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” [Hech.2:39]
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ENTONCES:

·      Da gracias a Dios por tu familia
·      Aprovéchala mientras la tengas.
·      Cumple tu responsabilidad hacia tu familia, especialmente tu labor de pastorear a tus hijos y de edificar tu hogar en Cristo.
·      NO hagas de tu familia un ídolo; ni la base de tu felicidad.
Y recuerda que tu familia necesita a Cristo más que nada.